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APLICACIONES QUE INCOMODAN AL SECTOR DEL TAXI

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Uber, Blablacar y Cabify, alternativas a los servicios públicos de transporte, ponen en contacto a conductores y pasajeros a través del móvil | Los taxistas también usan aplicaciones para dispositivos móviles como Hailo MyTaxi o ElTaxi.

Las aplicaciones móviles pueden revolucionar el mundo offline y sino que les pregunten a Uber, Blablacar o Cabify. El auge de estas plataformas, que ponen en contacto a conductores y particulares, bien para sacar algún rendimiento del coche, para compartir los gastos del viaje o para ofrecer servicios privados, ha provocado malestar en el sector de los servicios públicos de transporte, porque representan una alternativa al taxi y/o a los autobuses.
Todas ellas aprovechan el uso masivo de los ‘smartphones’, cuya penetración en España sigue al alza y supera ya el 50%. Por eso, además de las plataformas web, cuentan con sus respectivas versiones gratuitas para Android e iOS principalmente. Ofrecen, de este modo, la comodidad de buscar, reservar y pagar un transporte desde el teléfono. Los taxistas, por su parte, también se actualizan y se adaptan a los dispositivos móviles, ya que muchos de ellos están suscritos a aplicaciones como Hailo, MyTaxi o ElTaxi, que han surgido para colaborar con ellos y permiten pedir un taxi a través de estos aparatos.

Algunos taxistas se han suscrito a aplicaciones como Hailo ,MyTaxi,o El Taxi, que colaboran con el sector S. Justel
Uber: la más polémica
La más conocida de ellas es seguramente Uber, cuya implantación en España –junto con la de Blablacar– provocó las manifestaciones de los taxistas a principios de junio en Madrid y Barcelona. Disponible para Android e iOS, la aplicación gratuita permite al pasajero detectar mediante un sistema de geolocalización a conductores que se ofrecen en una zona determinada para llevarle en su coche a cambio de un precio orientativo conocido de antemano. El pago se realiza a través de la tarjeta de crédito que el usuario ha vinculado a la aplicación. Las tarifas están fijadas por la compañía, pero varían según la ciudad y el precio de inicio marcado por el conductor. La empresa californiana se lleva el 20% de comisión.
La herramienta, descargada más de un millón de veces en Google Play, está presente en más de cuarenta países. Nació como un servicio de coches de gama alta con chófer y, actualmente, cuenta con Google como inversor y disponen de seis servicios distintos. Aunque su aterrizaje en Barcelona, primera y única ciudad española en la que operan de momento, lo han llevado a cabo solamente con UberPop. Esta modalidad de producto, la más polémica y foco de todas las críticas, consiste en que cualquier conductor particular, aprobado únicamente por la compañía, con ciertos requisitos, pero sin licencia de taxista o transportista alguna, ofrezca un servicio de transporte.

La Generalitat de Catalunya pretende sancionar a la empresa californiana y a sus conductores con multas de hasta 6.000 euros y, según afirma el Sindicato del Taxi, la Guardia Urbana va a lanzar una ofensiva para llevar a cabo las órdenes gubernamentales. Ante la situación, la empresa asegura que está en un “diálogo abierto constante con todos los reguladores” y que recurrirá cualquier sanción que limite su actividad en Barcelona.

Cabify: conductores profesionales

A raíz de la polémica de Uber, se ha confundido a esta aplicación con la de Cabify. Sin embargo, a diferencia de la empresa americana, la start-up española, creada en 2011 y ampliamente extendida por algunos países de Latinoamérica, opera totalmente dentro de la legalidad porque sus chóferes, conductores profesionales, tienen una autorización de arrendamiento de vehículos con conductor (VTC).

Algunos de sus productos compiten con el taxi convencional. Recientemente, en plenas manifestaciones de este sector en junio, la empresa lanzó Cabify Lite en Madrid, un nuevo servicio de berlinas de gama media que se suma a la ya existente flota de vehículos (de lujo, para ejecutivos y grupos y taxis) que operaban en la capital española y en Barcelona, A Coruña, Málaga, Bilbao y Vitoria. Esta “solución de movilidad urbana” es “más económica que el taxi”, según afirmaba la empresa en la presentación de la novedad. Por ejemplo, establecen 22 euros por el trayecto de Plaza Cibeles al Aeropuerto T4.

Disponible de forma gratuita para AndroidiOS y Blackberry –si se accede a través de la web–, la app permite que el usuario pueda seleccionar el punto de origen y escoger el tipo de vehículo, que acudirá a recogerle en unos ocho minutos. Se puede, además, consultar el precio estimado del trayecto, seguir la ruta en tiempo real del conductor o ponerse en contacto con él antes de que llegue al punto de origen, así como pagar con la tarjeta de crédito o la cuenta de PayPal asociadas al servicio.

Blablacar: la más colaborativa

Blablacar.es es una plataforma de ‘carpooling’, esto es, pone en contacto a conductores y pasajeros para que compartan gastos de viajes en coche, principalmente, interurbanos. A diferencia de las otras dos aplicaciones, esta modalidad evita el lucro de los conductores por lo que se inscribe más como una propuesta de consumo colaborativo que pretende ahorrar dinero a los usuarios, así como reducir el tráfico y el daño medioambiental. Aun así, tanto el sector del taxi como la Federación Nacional Empresarial de Transporte de Autobús (Fenebús) han solicitado su cierre.

SALUT Y BUEN VIAJE.

 

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LA PRIMERA APP CATALANA PARA PEDIR TAXI POR EL MÓVIL

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Enjoy Taxi es la primera aplicación Catalana para Android que permite pedir un taxi desde el móvil, adquirida por Industria del Taxi SCCL (la Cooperativa del taxi de Barcelona desde 1942) y que la ofrece a usuarios y taxistas del Área Metropolitana de Barcelona y de toda Catalunya; en castellano, inglés y catalán.

¿Cómo funciona?

Descarga gratis la aplicación de Android en Google Play Instala la App en el móvil y habilita el servicio de ubicación. En Enjoy Taxi:

1. Clic en Pedir Taxi

2. Púlsame para seleccionar el punto de recogida.

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La App que te envía más carreras

Enjoy taxi es una aplicación gratuita que te hará hacer más carreras. Sin contratos ni cuotas mensuales. Te puedes registrar directamente en el móvil. Solo se paga una pequeña comisión por los servicios realizados. Y no molesta, puedes tener la app cerrada mientras recibes viajes.

Sin cuotas ni contratos

Enjoy taxi es una aplicación gratuita, sin cuotas ni contratos.

Te puedes registrar directamente en el móvil indicando:

1.- Si aceptas tarjetas de crédito (VISA, MasterCard y American Express).
2.- Las plazas del vehículo de que dispones (4 o 6).
3.- Si hablas inglés.
4.- Si dispones de sillita de bebé.
5.- Si admites llevar perro.
El coste por servicio es de 1€ IVA incluido que efectuarás a través de tu móvil simplemente registrando tu tarjeta de crédito al aceptar el servicio, (la primera vez, luego es automático),y recibirás los datos del usuario, su teléfono y lugar de recogida.
Y remitirnos escaneados tu Carnet de conducir, la credencial de taxista y tu Licencia de taxi de cualquier Municipio de Catalunya a nuestro correo

industriadeltaxi.sccl@gmail.com

Sin molestar

La aplicación Enjoy Taxi se puede mantener cerrada mientras haces otras gestiones. Las notificaciones de carreras te llegaran igualmente.

Siempre que quieras y a tiempo real, podrás deshabilitar el servicio temporalmente para reanudarlo cuando quieras.

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La App para pedir Taxi desde el móvil

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1. Clic en pedir taxi

2. Púlsame para seleccionar el punto de recogida

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La descarga y el uso de Enjoy Taxi son totalmente GRATIS.

El pago del viaje se hace directamente al Taxista sin costes añadidos.

Escoge al que mejor se adapte a tus necesidades:

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Evalúa el servicio

Podrás ver cómo los otros viajeros han evaluado a los Taxistas.

Después de cada viaje podrás evaluar el servicio que te ha prestado el Taxista.

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SALUT Y BUEN VIAJE.

 

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LOS TAXISTAS DE NUEVA YORK SE REBELAN CONTRA UBER

Los taxistas han reducido sus tarifas hasta un 20% para competir con la app | La asociación de taxistas denuncia que con la bajada de precios buscan destruir la competencia

Barcelona. (Agencias).- El servicio de alquiler de coches Uber también está causando estragos en Nueva York. Los taxis de la Gran Manzana se han visto obligados a rebajar las tarifas hasta un 20% para competir con la app pero, aun así, el servicio low cost de Uber sigue siendo más barato que el que ofrecen los taxistas de la ciudad.
Por ejemplo, un trayecto desde la Grand Central Terminal hasta el distrito financiero costaría alrededor de 22 dólares. En vista de la fuerte competencia que supone Uber, los taxistas de Atlanta, Boston, Washington DC, Los Angeles, Chicago y San Francisco también decidieron rebajar sus tarifas.
La asociación de taxistas denuncia que Uber sólo ha reducido la tarifa para destruir la competencia y denuncia que incrementará los precios en un futuro. Ethan Gerber, Director ejecutivo de la asociación Greater New York Taxi, ha añadido que los taxis amarillos son “los más seguros y los que major cumplen la normativa” y que el servicio de Uber es más para generar publicidad que para vender un producto sólido.

Limitación de precios en emergencias y desastres naturales
Este miércoles la popular aplicación ha acordado con las autoridades de Nueva York limitar sus precios durante emergencias y desastres naturales para cumplir con las leyes del Estado, según ha informado el Fiscal General del Estado, Eric Schneiderman.
Según la fiscalía, Uber anunciará además una política nacional para limitar los precios en este tipo de situaciones en base al pacto. La compañía -que en algunos de sus servicios mantiene tarifas que cambian en función de la demanda- pondrá un tope en caso de “perturbaciones anormales de mercado” que se situará en el precio normal cobrado durante los 60 días anteriores.
Fundada en 2009, Uber conecta a vehículos con chófer y potenciales pasajeros aunque su aplicación sólo funciona con smarthpones con GPS.

SALUT Y BUEN VIAJE.

 

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TAXISTAS TAIWANESES SE UNEN A LAS PROTESTAS CONTRA APLICACIONES COMO “UBER”

El Ministerio de Transporte asegura que el servicio no está infringiendo técnicamente la ley ya que se describe como una empresa de alquiler

Cientos de taxistas taiwaneses rodearon este lunes el Ministeriode Transporte de la isla para protestar por la aprobación de empresas que ofrecen aplicaciones de internet para servicios detransporte. Participaron unos 1.200 taxistas según datos de las dos asociaciones que organizaron la protesta, y unos 200 policías intervinieron para mantener el orden.

‘Uber’, en el centro de todas las protestas

Los taxistas piden al gobierno que no permitan que la empresa de San Francisco ‘Uber’ y otras ofrezcan servicios de transporte, con precios ligados a la distancia y el tiempo del recorrido, por medio de aplicaciones para teléfonos móviles. “El gobierno debe impedir esta competencia ilegal“, dijo, en rueda de prensa, Lin Sheng-ho, uno de los dirigentes organizadores de la protesta.
El desencadenante de la protesta es el lanzamiento en la isla de la aplicación para teléfonos móviles de la empresa ‘Uber’, que ya ha desencadenado protestas en otras ciudades del mundo. ElMinisterio de Transporte de Taiwán asegura que ‘Uber’ no está infringiendo técnicamente la ley ya que se describe como una empresa de alquiler y no como servicios similares a los taxis.

SALUT Y BUEN VIAJE.

 

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BARCELONA SE QUEDA SIN TAXIS EN UNA NUEVA HUELGA CONTRA LA APLICACIÓN UBER

El aeropuerto del Prat y la estación de Sants se quedan sin ningún taxi en un día clave de la salida de vacaciones para muchos ciudadanos

El taxi vuelve a la carga contra las aplicaciones móviles – Piden el cierre inmediato de portales de servicios entre particulares

Barcelona (Redacción / Agencias).- Uber, la aplicación que permite a usuarios contratar un medio de transporte entre particulares, ha vuelto a poner en pie de guerra al sector del taxi, que este martes ha iniciado una nueva huelga en las principales ciudades, Barcelona y Madrid.
Tras los altercados del pasado 11 de junio, en el que se vivieron escenas de tensión entre quienes querían continuar con su derecho a trabajar y aquellos que apoyaban la huelga, en la capital catalana, el aeropuerto del Prat ha amanecido este 1 de julio, uno de los días clave de la salida vacacional para muchos ciudadanos, sin taxis, igual que en la estación de Sants de Barcelona, donde también ha sido prácticamente imposible hallar uno.
La huelga, convocada por el sindicato Condeferació Nacional del Treball (CNT), tiene una duración de 24 horas e incluye una manifestación esta mañana por el centro de Barcelona, lo que puede ocasionar importantes problemas de tráfico.
CNT considera “intrusismo” la aparición en internet de plataformas y aplicaciones para teléfonos móviles para el transporte entre particulares. El sindicato ha advertido que con Uber “miles de taxistas pueden perder su trabajo, ya que la oferta de transporte puede dispararse sin ningún control”.
El pasado día 11 de junio los taxistas ya protagonizaron una huelga contra estas plataformas, lo que ocasionó importantes problemas de tráfico en el centro de Barcelona.
Más divididos que entonces, los taxistas de Madrid volverán a manifestarse este martes en el paseo de la Castellana, entre la plaza de Cuzco y Nuevos Ministerios, desde las once de la mañana a la una de la tarde, para expresar su rechazo a las centrales de reserva de prestaciones de servicio de transporte como Uber.
La Federación Profesional del Taxi de Madrid y UGT-Uniatramc son los convocantes de la protesta, a la que no se ha adherido la asociación mayoritaria en la capital española, la Gremial, por considerar que “no es el momento oportuno” al haber un proceso de negociación abierto con la administración./La Vanguardia

SALUT Y BUEN VIAJE.

 
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1 DE JULIOL VAGA DEL TAXI DE 24 HORES

L’1 de juliol tornem a fer una aturada del taxi de 24 hores hi a sortir al carrer per defensar els nostres llocs de treball i per un transport públic segur, col · lectiu i controlat davant les aplicacions com Uber o BlaBlaCar, per què el primer que se’ns ve al cap és que companyies com über o BlaBlaCar suposaran la ‘mort’ del taxi.
  El que pretén Uber amb el seu transport col · laboratiu és dividir i enfrontar el transport públic segur i controlat amb un tipus de transport privat, individualista i sense cap tipus de seguretat ni control per als usuaris, Uber busca l’enfrontament i la competitivitat entre taxistes i els seus vehicles privats.

  No és el mateix buscar a Internet companys de viatge que contribueixin a pagar la gasolina que organitzar una empresa que percep una remuneració per muntar un servei paral · lel de transport privat. Una cosa és compartir despeses i una altra ingressar percentatges per serveis realitzats.

Uber a arribat a Barcelona per sembrar la incertesa i la por entre els taxistes i el transport públic de Barcelona, a la ja delicada situació de crisi que porta arrossegant des de fa anys el taxi de Barcelona on hi ha explotació de taxistes i excés de llicències de taxis , ara amb Uber milers de taxistes poden perdre la seva feina ja que l’oferta de transport pot disparés sense cap control, el transport públic de Barcelona pot quedar controlat per multinacionals de telefonia sota la tutela del tot poderós “Google. No permetem que ens treguin el transport públic segur per a tots els ciutadans, no permetem que converteixin el transport públic de Barcelona en un mercat de transport privat especulatiu de vehicles i preus. Un transport públic que ha de ser gestionat pels propis treballadors i no per empreses de telefonia o per empresaris de flotes de taxis, ni tampoc per cap taula tècnica del taxi.
Des de la secció del Taxi de CNT convoquem per a l’1 de juliol una vaga del taxi 24 hores, i manifestasción convocada pel grup “LA ELITE” a les 11:00 hores, sortida de plaça Catalunya, passeig de Gràcia, carrer València, carrer Roger de Llúria fins Delegació de Govern.

L’1 de Juliol per la defensa del taxi, per un transport públic, col · lectiu i segur per a tothom. Taxista l’1 de juliol surt al carrer a exigir la retirada immediata de Uber i d’aplicacions pirates de transport, 24 hores d’aturada del taxi.

SALUT I BON VIATGE.

 

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BLABLACAR, UBER Y TAXIS: POLVO EN EL CAMINO

El pasado 11 de junio los telediarios abrieron con la noticia de que estaba habiendo una Huelga de Taxis en las principales megápolis del continente. Como es de esperar por parte de las empresas de comunicación, la información que dieron fue bastante limitada, mezclando el morbo del conflicto que se disparó en algún caso con datos aleatorios sobre el conflicto: Uber, Taxis, Comisión Europea, compartir coches, competencia desleal… Este artículo pretende verter un poco de luz sobre cuál es el conflicto en marcha, cuales son las fuerzas que hay en liza y por último intentar ofrecer una visión del problema estructural en torno al transporte que padecemos.
El conflicto ha estallado entrado 2014. Por un lado, el pasado marzo la patronal de autobuses Fenebús denunció ante el Defensor del Pueblo, la CNMC y ante la prensa la “competencia desleal” que suponía Blablacar. Fenebús es la asociación patronal del autobús que aglutina al 76% de las líneas regulares, teniendo una representatividad menor para estaciones, líneas de servicio urbano y servicios discrecionales. Por otro lado, en abril Uber se presenta en Barcelona sumándose a las más de 20 ciudades europeas en las que ya estaba presente. El sector del taxi de esas ciudades ha sido capaz de coordinar una huelga a nivel europeo que se materializó en un paro con muchísimo seguimiento el pasado 11 de junio, al que se sumaron otras ciudades para pedir que se regulen –prohíban- estas nuevas plataformas y para mostrar en general el malestar de un sector muy afectado por estos últimos años de precios disparados del petróleo, depauperación social masiva y condiciones precarias en el segmento asalariado del sector.
Este conflicto se articula a 2 niveles, pues el conflicto urbano Taxis-Uber es distinto y tiene distintos sujetos que el conflicto Patronales-Blablacar que es principalmente sobre el transporte interurbano. Sin embargo, los paralelismos son bastante significativos y es lo que hace que tanto la prensa convencional, como las instituciones, como algunas voces en el Taxi los hayan englobado como un solo problema entremezclado.
Es necesario definir que actores hay sobre el terreno:
 
Las nuevas empresas: Uber y Blablacar.
Uber: empresa dedicada a poner en contacto personas que ofrecen viajes y personas que necesitan viajar. Uber controla las condiciones del contacto, ofrece aseguramiento al viajero y al conductor y por supuesto, cobra por el servicio. La diferenciación de la empresa se basa en que funciona mediante una aplicación móvil, por lo que ofrece inmediatez y se permite definirse como empresa de alta tecnología. La empresa es de origen americano, fundada por Travis Kalanick, un californiano de buena posición social. Actualmente, y sólo según su web[1], está financiada por Google Venture, Goldman Sachs, Benchmark, Lowercase capital, Menlo y First Round Capital.
Blablacar: empresa dedicada a servir de plataforma para que conductores y viajeras se pongan en contacto. Blablacar en un principio servía como simple red social en la que la gente se apunta y puede hacer los contactos necesarios para satisfacer sus necesidades: llenar su coche de gente y amortizar el viaje o viajar más barato, rápido y flexible. Sin embargo, tras la denuncia que se venía gestando por las patronales del transporte, el servicio se ha modificado notablemente y aunque aún hoy está en fase de pruebas, ya la web se lleva un 10% del coste del viaje en concepto de reserva del asiento y, a mayores, el IVA del 0,21 vigente en el reino de España. Aún con esta medida, que modifica sustancialmente las condiciones iniciales del “servicio”, el 17 de junio el Ministerio de Fomento español registraba[2] su sede en el marco de la investigación abierta para ver si este tipo de negocio es legal.
La empresa es originaria de Francia, de la mano de Frédéric Mazzella, otro acomodado emprendedor que puso en marcha su idea tras volver de estudiar en EEUU. La web no hace públicos sus inversores, pero sin rebuscar mucho encontramos esta[3] noticia de 2012 en la que leemos que 2 grupos de inversión pusieron en su día su granito de arena de 7,5 millones de euros para que Blablacar se asentase en territorio peninsular.
Ambas empresas se enmarcan en una “nueva” generación de empresas adaptadas a las posibilidades de internet y de la “Web 2.0” para ofrecer servicios materiales, frente a las empresas pioneras en este campo que han servido tan solo para el entretenimiento –redes sociales, videos, noticias virales…-. En este sentido, las empresas con raíz en internet entran a competir con la economía del “mundo real”, lo que supone un cambio de paradigma que están vendiendo como una democratización de la actividad comercial e industrial. Ambas empresas han sido defendidas públicamente por la web http://www.consumocolaborativo.com/, que mantiene ese discurso de que las nuevas tecnologías permiten un consumo participativo y, por tanto, democrático. Encontramos una explicación de este “nuevo” tipo de consumo en este artículo de la Revista Exarchia [4].
Sin embargo, y como era de esperar viendo los credenciales que acompañan a las dos empresas de las que hablamos, algo huele raro en todo esto. El hecho de que grandes empresas inversoras apuesten por modelos de “consumo alternativo” es porque estos modelos tan solo son alternativos en el formato, pero no en la estructura económica que los envuelve. En este sentido conviene sacar a la luz este extracto de “El manifiesto Telecomunista”[5]:
La Web 2.0 es el Boom de la Inversión en Internet 2.0. La Web 2.0 es un modelo de negocio de apropiación privada del valor creado colectivamente. Nadie niega que la tecnología de sitios como YouTube, por ejemplo, es trivial. Esto está más que evidenciado por el gran número de servicios idénticos, tales como Daily Motion, de compartición de videos. El valor real de YouTube no es creado por los desarrolladores del sitio; en cambio, es creado por la gente que carga videos en el sitio. Aun así, cuando YouTube fue comprado por un valor de mil millones de dólares en acciones de Google, ¿cuántas de esas acciones fueron adquiridas por los que hicieron esos videos? Cero.“
En efecto, la desmaterialización de la economía que predican quienes ponen por ejemplo estas empresas web no es más que un truco en el que lo que genera valor es la propaganda y la información, no el “servicio” prestado. Lo que genera valor -mientras no cobran comisión, claro- de estas empresas “colaborativas” es usar a los usuarios como mercancía, negociar con la información que generan y la que se les puede hacer llegar. En este sentido, la descripción completa del funcionamiento de este tipo de negocio, el contexto en el que nace y la alternativa más honesta planteable se recogen ampliamente en el citado manifiesto.
En todo caso, y esto es significativo, estas empresas no son empresas del sector del transporte puesto que su actividad solo afecta tangentemente a la actividad del sector. Son empresas de internet, de aplicaciones móviles, webs de contactos…vallas publicitarias en un sentido y traficantes de información por otro. Es por ello que no tienen ningún tipo de preocupación, ni influencia, ni programa sobre los problemas estructurales del sector: la mortalidad, la vulnerabilidad energética, el impacto ambiental asociado…Excepto para su discurso mediático, en el que se aclaman como “una ayuda para luchar contra el cambio climático”, como si sus usuarios hubiesen evitado viajar en su propio vehículo o se hubieran quedado en casa sin su web.
 

El Estado: El Estado Español y la Unión Europea.
Sin entrar en todos los detalles, la actuación institucional en este conflicto está siendo contradictoria. Básicamente, el Estado está apoyando a la industria tradicional, o más bien, persiguiendo o dispuesto a perseguir a las novedosas empresas mientras que desde la Comisión Europea se afirma que este modelo de empresa es el futuro y que son perfectamente legales.
Nos encontramos con las dos posibilidades de las que puede actuar el estado, en tanto que “comité de gestión de los asuntos de la burguesía”: o a favor de unas empresas o a favor de otras. Mientras el Estado español, mediante su ministerio de Fomento, nos habla de lo importante que son para las consumidoras las leyes relativas a la seguridad viaria que con estos servicios se estarían incumpliendo, desde la Comisión Europea o el propio ministro de economía estatal nos dicen que es introducir competencia en el mercado y que eso sólo puede beneficiar también a las consumidoras.
 

El pueblo: los trabajadores del taxi y las usuarias del “consumo colaborativo”.
Los trabajadores del Taxi: Organizados en sus asociaciones corporativas o en sindicatos al uso, la respuesta está siendo tajante: esto es competencia ilegal e ilegítima. El grupo más significativo que ha organizado la movilización sería La Élite[6], un grupo de taxistas autoorganizados para defender sus intereses corporativos, creada recientemente para luchar contra el “intrusismo”. Sin embargo, el grupo del que podemos encontrar un trabajo más constante y con más amplitud de miras lo representa la sección del Taxi de CNT[7], que también ha participado activamente en las protestas.
Las críticas que hacen es principalmente que estas nuevas formas de negocio atentan contra su modo de vida, lo que sería el colofón a años y años de subidas de los combustibles, bajadas de los ingresos, precarización del modo de vida de los asalariados del taxi…En el comunicado de la sección de CNT ante la huelga se incluye a Uber al mismo nivel que el resto de plataformas para compartir coche, alertando de que “el transporte público está seriamente amenazado y puede quedar eliminado y sustituido por monopolios de telefonía como Uber o Blablacar”. La Élite hace hincapié en la legalidad que los nuevos servicios no cumplen, y aprovechan para cargar contra otros competidores que les amenazan desde hace tiempo como los hoteles con servicio propio de recogida en aeropuertos, por los mismos motivos.
En general la movilización tiene un discurso defensivo del sector y de la legislación actual como garante de sus derechos. Receta que ha recorrido otros tantos sectores amenazados por la austeridad en estos últimos años, abrazarse al “status quo del bienestar” e implorar su defensa. Evidentemente aquí se está teniendo una perspectiva puramente obrera, las “patronales” del taxi no están teniendo, al parecer ningún peso en estas movilizaciones aun considerando las particularidades de un sector donde son mayoría los autónomos.
Sin embargo, al no ser el propio Estado el agresor en este caso el conflicto tiene bastantes más visos de radicalizarse y conseguir objetivos por la vía de la acción directa, dejando en una posición seguramente muy incómoda al estado, si no ha resuelto sus incongruencias entre el liberalismo y el proteccionismo.
Las usuarias del “consumo colaborativo”: De Uber por lo pronto no hay datos de la cantidad de clientes en Barcelona, única ciudad peninsular donde tienen presencia, y en todo caso por ser un servicio con costes fijos asociados parece difícil que pueda despertar verdadero interés entre la gente trabajadora. Por contra, de Blablacar la última cifra dada[8] es de 1.000.000 de desplazamientos en los 12 estados en los que opera. Si todos los países tuviesen la misma cantidad de viajes -lo cual es seguramente falso siendo los estados más grandes los que más cantidad tengan- la cantidad en el reino de España sería algo menor de 100.000 viajes, cuando el total de viajes interurbanos en autobús en un mes ronda los 50.000.000. Es una cifra bastante pequeña, en torno a un 0,2% de lo que mueve el autobús, y sin embargo ha hecho saltar las alarmas de la patronal del autobús, que a la vez es el modo de transporte menos útil para los usuarios, o sea: el más caro, más lento y menos cómodo de entre los disponibles.
Según las variables típicas por las que en teoría las personas elegimos el modo en que viajar según las opciones disponibles -condición socioeconómica de la persona, comodidad subjetiva, coste y tiempo del modo elegido- parece que el coche compartido es una opción más que competitiva excepto por la condición socioeconómica para la que está disponible la alternativa. No olvidemos que el acceso a este modo pasa por tener acceso a internet, saber manejar internet para configurarse un perfil personal en una web y además saber interactuar un mínimo en redes sociales. Estas características, aunque a una cierta generación nos parezcan naturales como a otras les parece pelar judías verdes son una limitación muy importante, más allá de los extendidos prejuicios hacía “el desconocido” que vas a llevar o te va a llevar en el coche, que también son un freno importante. Es por lo tanto una cuestión cultural y generacional lo que ha potenciado y limitado la extensión de esta plataforma.
Aparte de las variables típicas que influyen en el comportamiento de los usuarios de transporte hay en el fenómeno Blablacar un matiz que lo hace defendible para quienes lo usan. Es el hecho de conocer gente y compartir un tiempo que de otra forma sería muerto. Aunque evidentemente esto ha generado situaciones violentas –absolutamente anecdóticas-, en nuestra sociedad de individuos atomizados sumidos en un mar de antidepresivos parece saludable crear escenarios para la sociabilidad aleatoria, aunque en ocasiones pueda suponerle a las anarquistas pasarse un viaje entero con un policía al lado hablando del tiempo y de recetas de la abuela.
Hay que reconocer en el formato de coche compartido esa potencial virtud, aunque con ese razonamiento, eso debería ser una defensa férrea de los transportes colectivos tipo bus, avión o tren, en el que viaja mucha gente muy diversa y sin embargo por lo normal estos modos no son espacios de sociabilidad ninguna. ¿qué diferencia hay? Pues que el Blablacar y sucedáneos son modos muy marginales, disponibles para ese sector de población dispuesto a socializarse así.
Ahora que las condiciones han cambiado, el servicio mayoritario –Blablacar- se ha “burocratizado” y ha subido de precios, sin duda perderá usuarias aunque se mantenga como uno de los modos más útiles del “mercado” del transporte interurbano.
Como “consumidoras” de Blablacar no ha habido ni movilizaciones ni respuestas más allá de pataletas en redes sociales, como Twitter. FACUA-Consumidores en acción, como organización portavoz de los consumidores sí que se posicionó en el conflicto abierto con un comunicado [9] atacando principalmente a Uber desde el mismo planteamiento que el grupo de taxistas La Élite: que deben acogerse a derecho para proteger a quienes consumen.
Como reflexión desde el punto de vista obrero –superando las ficticias divisiones entre consumidoras y trabajadoras, parados y estudiantes, nativas y extranjeras…- estamos ante un conflicto en el que se nos intenta enfrentar, una vez más, a quienes defienden sus derechos laborales con quienes defienden sus derechos como usuarias. Hay que señalar a las herramientas del “consumo colaborativo” super-alternativo como una trampa en la mayoría de los casos, tendida desde las escuelas de negocios más chungas –ESADE, IESE…- para captar mercados “alternativos” y como se ha esbozado antes, generar valor de las relaciones humanas que más espontáneas debieran ser. Tenemos que ser autocríticos. Frente a la posibilidad de generar herramientas P2P, descentralizadas y autoorganizadas, para cosas como compartir coche –o información tipo redes sociales- esperamos que grandes empresas multinacionales nos lo ofrezcan gratis. En vez de examinar nuestro sector laboral y encaminarlo hacía escenarios autogestivos que limiten la labor gestora del estado –y aumenten la nuestra como trabajadores y consumidores- y la labor intrusiva del mercado y por tanto del capital, nos entregamos al amparo protector del Estado que una vez más, en este caso en el Taxi, nos va a apuñalar por la espalda a la mínima oportunidad.
Pero por desgracia este conflicto levanta polvo en el camino y nos impide ver donde estamos o a donde vamos.
Lo que el “consumo colaborativo” no plantea, porque no es “su negocio”, es cómo afrontamos los problemas estructurales del transporte. Y desde luego ni las patronales del transporte, ni las estructuras del estado están tampoco por la labor de hacerlo. Compartir coche está bien en términos eco-eficientes, pero es más de lo mismo en términos eco-efectivos[10] y la efectividad hoy en día es una virtud que debería estar más en boga, frente a una eficiencia dogmática que no deja de ser la razón del mercado.
Reducir el consumo energético, amortizar mejor la maquinaria fabricada y las infraestructuras ya instaladas es menos malo que no hacerlo, pero no es necesariamente bueno. La reducción de consumo energético hoy en día ya no es una opción, hace 8 años que la producción de petróleo está en declive y es el eslabón más débil de la cadena del transporte. Es normal que ahora estemos dispuestas a apretarnos 5 desconocidas en un coche. Es normal que el taxista haga casi el doble de horas de las que haría hace 10 años, porque la gasolina vale tanto que hace 10 años decían que con los precios de hoy la economía no podría sostenerse. Y resulta que la economía que no se sostiene es precisamente la nuestra, la de la gente trabajadora.
El transporte, en taxi o Blablacar, no deja de ser una necesidad impuesta en la mayoría de los casos, veamos cómo:
Punto 1: La distancia a recorrer nos ha venido dada por el urbanismo moderno que es un instrumento más de control social. [11]
Punto 2: Ir a trabajar, ir a consumir –mercancías u ocio- son también ritmos de vida bajo el poder de la mercantilización y la explotación, sobre los que poco podemos decidir, ni siquiera opinar. [12]
Punto 3: Los modos de transporte existentes –coche, bus, tren, avión, bicicleta…- no responden más que a sus propias necesidades y no a las necesidades humanas. La historia del transporte es la historia de cómo los inventos se imponen a las necesidades, especialmente por las infraestructuras, lo que nos devuelve al punto 1 y los usos del urbanismo.
¿Cuál es entonces la solución al conflicto del taxi y el blablacar? Según lo dicho no parece ser una solución técnica o legislativa. Es un problema con raíces sociales y por tanto, sólo el cambio social puede solucionarlo.
 
Valladolid. Junio de 2014
 
 

@botasypedales
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
[10] Términos en el sentido usado en el libro Cradle to Cradle de M. Braungart y W. McDonought
 
 

SALUT Y BUEN VIAJE

 

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“EN EL TAXI HABIA DÍAS QUE YO TENÍA QUE PONER DINERO”

La semana pasada el sector del taxi convocó una huelga para protestar contra las aplicaciones como Uber, que ponen en contacto a particulares para la realización de trayectos en vehículos privados sin licencia, llevándose un dinero por ello.
La Asociación Gremial de Auto Taxi y la Federación Profesional del Taxi criticaban que estas aplicaciones “van en contra de lo que establece la legislación española y ponen en grave riesgo a los usuarios al carecer de las autorizaciones y los seguros correspondientes, así como de los requisitos que establece la propia ley para prestar un servicio de transporte de viajeros”.
Los convocantes cifraron en un 100% el seguimiento en el arranque del paro. Y lo cierto es que desde las seis de la mañana de aquel día encontrar un taxi en la capital se convirtió en una auténtica misión imposible. Sin embargo, no todos los profesionales del sector se han mostrado del todo de acuerdo con esta mayoría.
Teknautas ha hablado con un extaxista que ha cambiado este sector por Cabify, otra aplicación en este caso española y completamente legal que facilita a sus clientes un servicio de coches con licencias, y lo primero que ha asegurado es que “el cambio entre un trabajo y otro es abismal”.
Nuestro taxista habla con nosotros afablemente al volante de un Audi A6 nuevo (del que por cierto nos ha abierto hasta la puerta). Viste de traje y lleva un smartphone pegado al salpicadero cortesía de Cabify con tarjeta de empresa, que es desde donde recibe las llamadas. Sin embargo, si le hablas de su época en Radio Taxi las cosas cambian.
Radio Taxi es una estafa. Siempre te tocan las carreras cortas. Las largas pasan a los de siempre porque están amañadas”Radio Taxi es una estafa. Siempre te tocan las carreras cortas. Las largas pasan a los de siempre porque están amañadas”.
“En una ocasión me llamaron para recoger a unos clientes en las afueras de Madrid, pero inmediatamente me volvieron a llamar para anular el trabajo. Como sospeché, decidí acudir de todas formas y allí estaban, esperando a que viniera el taxi. En Cabify no sucede eso. Todos recibimos más o menos el mismo volumen de llamadas y lo digo yo que llevo solo unas semanas”.

Barajas, un problema del que nadie quiere saber nada
El trato al cliente es otra de las asignaturas pendientes de gran parte de este sector. Y más en el aeropuerto de Barajas.
La tarifa fija al aeropuerto de 30 euros, acordada por la Comunidad de Madridy el Ayuntamiento de la capital, entró en vigor el pasado mes de enero después de que los taxistas cambiaran los taxímetros y los sistemas técnicos necesarios para aplicar los nuevos precios.
El trayecto al aeropuerto tiene una tarifa ahora de 30 euros para los viajes entre Barajas y la almendra central de la ciudad (el interior de la M-30) en ambos sentidos, y además se cobra un precio mínimo de 20 euros para las carreras que tengan como origen el aeropuerto y destino zonas fuera de la M-30.
En Cabify puedo trabajar ocho horas diarias o diez. Como yo quiera. En el taxi he llegado a trabajar 20 horas al día, durmiendo en la parada del aeropuerto o la estación de tren”No tienes por qué poner mala cara a un cliente porque viva cerca. Yo he visto cómo muchos compañeros no han querido llevar a pasajeros porque iban a barrios cercanos como el de Hortaleza. El problema es que nos ponen a todos en el mismo saco y realmente no es así”.
Las horas de trabajo es otra de las diferencias que más ha notado. “En Cabify puedo trabajar ocho horas diarias o diez. Como yo quiera. En el taxi he llegado a trabajar 20 horas al día, durmiendo en la parada del aeropuerto o la estación de tren”.
Por último, uno de los problemas que se encontraba cuando trabajaba como taxista era el de la tarificación y la desconfianza de los clientes. “Lo que gane un taxista con cada trayecto depende de lo listo que sea o lo espabilado que esté el cliente. Esto lo sabe todo el mundo por eso a mi a veces se me ha subido un cliente y ha puesto en duda mi honestidad como trabajador. En una ocasión un cliente me dijo nada más subirse que mucho cuidado que su hermano era taxista y se conocía todo Madrid. Yo le tuve que responder que no se preocupara, que le llevaría lo más recto posible claro”.
“Yo siempre digo lo mismo. No somos todos iguales. Por suerte en aplicaciones como Cabify se ofrecen servicios en los que se paga un fijo de un trayecto a otro. Esto es bueno incluso para el conductor porque no vives agobiado por si el cliente está sospechando”.
Si creen que, como todas las historias buenas, esta tiene sus peros, están equivocados. Preguntado sobre cuánto gana en comparación con el taxi respondió: ”En el taxi había días que yo tenía que poner dinero. Aquí gano mucho más”.

SALUT Y BUEN VIAJE.

 

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LA ASOCIACIÓN PROFESIONAL DEL TAXI CONVOCA UNA MANIFESTACIÓN PARA EL 1 DE JULIO

Madrid, 16 jun (EFE).- La Asociación Profesional del Taxi de Madrid, la segunda más mayoritaria del sector, ha comunicado hoy en la Delegación del Gobierno la convocatoria de una manifestación para el próximo 1 de julio en el paseo de la Castellana, coincidiendo con la primera operación salida del verano, según ha confirmado a Efe su presidente, Julio Sanz.

 La marcha, prevista que se desarrolle entre las 11.00 y las 13.00, arrancará en la plaza de Cuzco y terminará en el paseo de la Castellana a la altura del Ministerio de Fomento.
Como las del 11 de junio pasado en ciudades como Barcelona, Berlín, Londres, París o Madrid, donde hubo también una huelga de 24 horas de taxistas que fue secundada mayoritariamente, el objetivo de la protesta es que las tres Administraciones (central, autonómica y local) regulen el transporte alternativo y actúen contra aplicaciones como Uber, a la que acusan de competencia desleal y cuya actividad se extiende por Europa (en España ya ha llegado a Barcelona).
La Asociación Gremial del Taxi de Madrid, la mayoritaria en la capital con más de 8.000 afiliados, no se ha unido de momento a la convocatoria del día 1.
Tras la movilización de la semana pasada contra aplicaciones como Uber, representantes de las asociaciones del taxi de España se han reunido hoy con altos cargos del Ministerio de Fomento, entre ellos la secretaria general de Transportes, Carmen Librero, para analizar el problema.
El secretario del departamento de Viajeros del Comité Nacional del Transporte por Carretera, Félix Álvarez Arenas, ha explicado que el posible cierre de este tipo de páginas web que hacen competencia al taxi “es una cuestión que hay que estudiar desde el punto de vista jurídico, ver si esto es posible o no y quién tiene competencias al respecto”.
Álvarez ha añadido que se estudiará el cierre de determinas páginas, que son “la madres del problema”, y si resulta posible, “se hará sin ninguna duda”.
En la reunión celebrada esta mañana, las patronales han solicitado la actuación intensiva por parte de los servicios de inspección de la administración y concretamente de Fomento, punto en el que el ministerio “ha estado totalmente de acuerdo”, ha detallado Álvarez.
Fomento va a promover la coordinación de las actuaciones de las comunidades autónomas en el marco de sus respectivas competencias y lo mismo va a hacer con la federación de municipios, ha asegurado.

SALUT Y BUEN VIAJE.
 

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UBER CONTRA EL TAXI: ¿QUE SECTOR SERÁ EL SIGUIENTE EN CAER?

Esta semana ha sido la «app» norteameriana, pero el consumo colaborativo parece haber llegado para quedarse. ¿Se trata de un nuevo modelo económico? ¿Puede el Gobierno ‘poner puertas al campo?

EFE

Nuestro país se viene topando, desde hace meses, con una nueva realidad que, mal que nos pese, parece haber llegado para quedarse. Se trata del llamado «consumo colaborativo», mal definido por muchos de sus detractores como «economía sumergida» cuando, en realidad, las diferencias entre ambos modelos son más que sustanciales. Aunque la tensión en torno a Uber comenzó hace ya tiempo en Barcelona y encaminó sus pasos posteriormente hacia Madrid, no ha sido hasta esta misma semana cuando, tras un más que polémico comunicado del Ministerio de Fomento, la preferencia de muchos ciudadanos por compartir coche en tiempos de crisis parece haberse convertido en el gran tema de debate.

La cartera que dirige Ana Pastor anunciaba el pasado martes que el Gobierno no dudaría en imponer multas de hasta 600 euros a aquellos usuarios de coches compartidos que operen sin las licencias oportunas. El comunicado de Fomento daba respuesta a la tensión reinante en el gremio del taxi, harto del «intrusismo» que, a su parecer, ejerce en estos momentos Uber, una compañía que se dedica al traslado de viajeros aunque, eso sí, operando sin las correspondienets licencias VTC, obligatorias en España para estos casos.
El martes, acto seguido al anuncio del Gobierno, surgieron ya las correspondientes dudas: ¿qué se considera ánimo de lucro? ¿pueden multarme por utilizar un servicio como BlaBlaCar?Ante el revuelo generado, a Fomento no le quedó más remedio que matizar sus palabras y asegurar que compartir coche es legal, lo que no está permitido es hacerlo con fines lucrativos. Las autoridades, según anunció el director general de transporte terrestre del Ministerio,Joaquín Del Moral, realizarán comprobaciones para dilucidar que las empresas que proporcionan un servicio público con carácter profesional, en el que exista «una actividad económica, una remuneración por la prestación de estos servicios, y también una actividad empresarial», poseen todos los permisos para ejercer su trabajo.

¿Cómo identificarlo?

Los problemas comienzan cuando tratamos de identificar el ánimo de lucro en las compañías que abanderan el llamado «consumo colaborativo». De hecho, durante una reciente entrevista con ABC, Anna Aguilar, portavoz de Uber en España, aseguraba a este periódico que su compañía «no se dedica al transporte de viajeros sino que simplemente pone en contacto a particulares con particulares para que se beneficien mutuamente». No existe, en palabras de Uber España, fin lucrativo que justifique la necesidad de licencias VTC. Para regiones como Cataluña, sin embargo, la explicación de la empresa americana no tiene sustento alguno, motivo por lo que el gobierno regional anunció el martes que vetaría la actividad de la «app» e impondría fuertes sanciones a sus promotores.
Si, como vemos, Uber niega la mayor… ¿quién decide entonces que la empresa es un servicio de transporte de pasajeros con fines lucrativos? Según la portavoz de Uber, «la actividad principal de la empresa no es otra que crear comunidades de usuarios que se ponen en contacto entre ellos», algo que «en nada se parece al taxi». Será Fomento, pues, el encargado de llevar a cabo las comprobaciones pertinentes y establecer — o no — las sanciones oportunas.

Un nuevo modelo social

ABC se ha puesto en contacto con Albert Cañigueral, responsable del portal www.consumocolaborativo.com y que no ha dudado un segundo en solicitar al Ejecutivo mayor cautela a la hora de juzgar la actividad de compañías como Uber o BlaBlaCar. A su juicio, «el Gobierno debería darse cuenta de lo que está pasando en España, pues se está dando de bruces con todo un movimiento social y económico que, desde luego, está aquí para quedarse. Hoy ha sido Uber contra el taxi, pero mañana aparecerá otra compañía y pondrá en la picota a otro sector toalmente distinto. ¿Qué harán entonces?».
Lo que deberían hacer las autoridades, a juicio de Cañigueral, no es otra cosa que «analizar bien la situación antes de tomar decisiones a la ligera, hablar con todas las partes y demostrar que sabe escuchar a los ciudadanos, que han manifestado que quieren ejercer su libertad utilizando este tipo de servicios». Es, para el experto, un total sinsentido intentar «poner puertas al campo» y tratar de frenar un nuevo sistema económico del todo beneficioso para la población, más incluso en época de crisis. «¿Por qué lo primero que se nos viene a la cabeza es que compañías como Uber o BlaBlaCar van a suponer la ‘muerte’ del taxi? ¿No pueden convivir ambos servicios y que el ciudadano decida?. Si el Gobierno frena a este tipo de compañías a base de prohibiciones, lo único que conseguirá será crear más tensión y hacer la situación mucho más difícil. La gente quiere que esto ocurra y, si la ley lo prohíbe, buscará otra solución para llevarlo adelante».

Economía colaborativa VS sumergida

Que Uber practica la llamada «economía sumergida» para lucrarse es uno de los argumentos esgrimidos por sus detractores para arremeter contra la aplicación que, lejos de este modelo, sí defiende el consumo colaborativo como filosofía de empresa. Sin embargo, ¿está clara la diferencia entre ambos modelos?
Cañigueral no lo duda un instante: «El consumo colaborativo siempre se lleva a cabo a través de plataformas digitales, por lo que la transacción económica queda registrada y puede comprobarse. Comparar el consumo colaborativo con la economía sumergida, que es ilegal, es un argumento muy débil y que no se sostiene en absoluto. Tanto en Uber como BlaBlaCar cualquier persona puede ver cuánto paga el usuario por el servicio, cómo lo hace y hacia dónde va ese dinero».

El ejemplo de California

El conflicto entre Uber y los taxistas españoles no es, desde luego, nada nuevo para la compañía norteamericana. Allá donde ha estado, la «app» ha ido sembrando la polémica en cuanto a su forma de operar y su, para muchos, agresiva entrada en el mercado. En California, Estado en el que Uber tiene su sede, la compañía tampoco se salvó de las críticas y tuvo que hacer frente a no pocas quejas por parte de muchos de sus detractores, quienes alegaban, entre otras cosas, que la «app» era un «serio peligro» para el ciudadano al trasladar a pasajeros sin licencia.
A diferencia de lo ocurrido en nuestro país, el creciente apoyo ciudadano a la famosa aplicación hizo reflexionar a las autoridades del Estado norteamericano que, lejos de vetar a la compañía, repensaron sus políticas y dieron paso a un tiempo de diálogo en el que todas las partes involucradas mostraron su opinión al erspecto. Hoy, en California conviven ambos modelos de forma satisfactoria. «En España, tanto la posición actual de Uber como la de los taxistas está siendo demasiado extremista, por lo que es necesario tomar ejemplo y abrir un diálogo público en el que todos tomemos parte para decidir cuál es la mejor solución. No se puede intentar regular esta situación sin consultar al ciudadano».

SALUT Y BUEN VIAJE

 

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