LOS TAXIS CACEREÑOS REALIZAN 28.000 SERVICIOS MENOS EN SOLO NUEVE MESES

La centralita acumula ya tres años de descensos enlas llamadas, pero la bajada de 2012 inquieta al sector. También hay menos ciudadanos que acuden a las paradas, y a los taxistas ya no les salen las cuentas.

El contador de la centralita de los taxis cacereños registra las llamadas con exactitud: de enero a septiembre han telefoneado 147.800 ciudadanos solicitando un servicio, número muy por debajo de las 220.000 peticiones contabilizadas en todo el año pasado. De momento se han perdido unas 18.000, y a ello hay que añadir el descenso del número de usuarios que cogen taxis por la calle o se acercan directamente a las paradas. “Aunque son difíciles de cuantificar, hablamos de otros 10.000″, explica Vicente Mendoza, presidente del colectivo en la ciudad.

Al sector, con 75 licencias, le descuadran las cuentas. El descenso de clientes choca con la subida de los gastos fijos, sobre todo de los carburantes, que están en máximos históricos y que han incrementado su precio un 75% desde que empezó la crisis. Además, cada taxista paga unos 300 euros mensuales en seguros, otros 250 ó 300 en seguridad social, y por supuesto IVA, gastos de emisoras, módulos, mantenimiento, averías y un coche nuevo cada pocos años. “Trabajamos entre 12 y 14 horas diarias para hacer incluso menos dinero que antes. Cerramos el mes los días 36 o 37, es decir, al mes siguiente para poder con los gastos fijos”, dice el responsable.

El descenso comenzó a percibirse hace tres años y cada vez ha ido a mayores. “El taxi no es un servicio primario, y ahora con la crisis, el desempleo y el descenso de los salarios se ha convertido casi en un lujo”, lamenta Vicente Mendoza. Pero hay otras razones. Las personas mayores, enfermas o discapacitadas, que utilizaban estos servicios para trasladarse, ahora disponen de más familiares en paro o con jornadas reducidas, en definitiva con tiempo libre para ponerse a su disposición (hijos, nietos…). En cuanto a los jóvenes de los pueblos situados en torno a la capital cacereña, hasta una distancia de unos 25 kilómetros, también han dejado de poner 4 euros por cabeza para venir en taxi a la ciudad cada fin de semana. “Muchos están en paro y han reducido los viajes”, explica.

La falta de tropas en el cuartel Santa Ana tampoco ayuda. “Hemos pasado de 4.000 soldados hace una década a tener ahora mismo 250 militares que se mueven con sus propios vehículos”. Por tanto, se acabaron de momento los taxis compartidos del Cefot al centro urbano y viceversa, y por supuesto las juras de bandera. A ello se une el descenso del número de universitarios en los últimos años. Según el gremio del taxi los estudiantes han descendido de 14.000 a 4.000, y con menor poder adquisitivo por la crisis. “Estos jóvenes generan mucho movimiento, porque salen por la noche y vienen sus familiares, que hacen gasto en la ciudad”.

En suma, “el bajón del número de servicios ha sido considerable en solo nueve meses”, matiza el presidente. De momento esta situación no se traduce en la reducción de personal (hay 75 titulares y 32 empleados) porque el sector se ha convertido en refugio de familiares desempleados, que consiguen unos 600 euros a cambio de cubrir las horas en las que el titular descansa. “Pero claro, somos más a repartir el poco pastel”, señala el presidente.

SALUT Y BUEN VIAJE.

 

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