Arxiu mensual: agost de 2019

UN GRUPO DE TAXISTAS DE CALVIÀ SE NIEGAN A PONERSE UNIFORME

Media docena de conductores se niegan a vestir el traje oficial con el que el sector trata de competir en calidad y servicio con Uber o Cabify. Se enfrentan a posibles sanciones.

La introducción del uniforme para los cerca de 200 taxistasque operan en Calvià (Mallorca) ha creado una fuerte división en la flota más numerosa de Baleares, solo superada por la de Palma. La medida, pionera en toda España, salió adelante con un respaldo mayoritario en el mes de marzo del pasado año -cerca del 70% de los apoyos-, aunque hasta hace dos semanas no pudo ponerse en marcha por diversas cuestiones, tanto legales como logísticas.

Ahora, en plena temporada alta, los taxistas del municipio tienen ya ante sí la oportunidad -y la obligación- de lucir esos modelos, compuestos por un polo de color azul marino en la parte superior, y por bermudas o faldas -a elección de cada cual- en la parte inferior. Con ello, la Agrupación de Taxis de Calvià confía en dar un paso más hacia la profesionalización del sector, mostrando una buena imagen que, tal como recuerda su presidenta, Mari Carmen Navarro, «demanda hoy en día el usuario», especialmente si ha utilizado alguna vez los servicios de Uber o Cabify.

Sin embargo, media docena de taxistas calvianers no aceptan a estas alturas el cambio y se han rebelado contra la obligatoriedad del uniforme. Ellos son los únicos que actualmente conducen su vehículo de trabajo con la ropa que les apetece, con el peligro de que su ejemplo cunda entre quienes ya en su día mostraron su oposición al uniforme.

Desde la Agrupación se está pendiente ahora de que el Ayuntamiento de Calvià apruebe en pleno el preceptivo reglamento, aunque recuerda Mari Carmen Navarro que ya en la actualidad conducir un taxi de Calvià sin la ropa oficial es considerado como una falta grave, que comporta entre 30 y 60 días sin acceso a radio taxi, o entre 150 y 300 euros de multa.

Navarro lamenta esta oposición a cualquier cambio, incluso a aquellos que suponen «una evidente mejora en la imagen del colectivo» y que, como recuerda la presidenta de los taxistas, fue aprobado en asamblea por una amplia mayoría.

La introducción del uniforme ha sido solo una de las medidas impulsadas desde Calvià para modernizar el servicio en los tiempos de Uber. La asamblea celebrada en marzo del pasado año aprobó también que sea obligatorio el uso de TPVs -para que toda la flota de taxis permita el pago con tarjeta- y acordó reclamar a la Conselleria de Transportes que dirige Marc Pons un precio fijo en determinados trayectos, acabando así con los taxímetros para desplazamientos hasta el aeropuerto.

SALUT Y BUEN VIAJE

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LA ESTAFA A LOS TAXISTAS DE NUEVA YORK

Se destapa un fraude piramidal por la que banqueros y corredores de bolsa de Wall Street han arruinado a 950 trabajadores a través de adquisiciones de licencias fraudulentas.

Abril de 2014. Una mañana abarrotada como otra cualquiera en la ciudad de Nueva York. Transeúntes y turistas se funden en una estampa de lo más cotidiana en el mayor centro financiero del mundo occidental; cerca de 250.000 personas entran y salen cada día de los populares taxis que barnizan la Gran Manzana con su característico color amarillo. Uno de ellos lo conduce Mohammed Hoque, un hombre de mediana edad que llegó hace nueve años de Bangladés con la esperanza de un futuro mejor para él y su familia. Nada más comenzar su jornada laboral, recibe una llamada. Se trata de un hombre de negocios que le intenta convencer de que acepte una oferta que, él mismo sabe, no podrá rechazar.

Después de años trabajando para otros, Hoque vislumbró una vida en la que sus sueños de riqueza e independencia laboral se hicieran realidad: ser su propio jefe. Aquel hombre de negocios le ofreció un “medallón” (como se llama a a la licencia para poseer un taxi y ser autónomo) por un precio irrisorio:apenas 50.000 dólares (44.839 euros). El buen taxista no se lo pensó un segundo: todos sus ahorros irían destinados a la adquisición de su propio negocio, acompañados de un buen montante que pidió prestado a amigos. Se apresuró a llegar a la oficina de aquel hombre con el cheque y este le recibió con los brazos abiertos y su ansiada licencia en la mesa. Él tan solo firmó y se fue de allí, loco por contárselo a su esposa.

En tan solo doce años, el precio de un permiso aumentó de los 200.000 dólares (casi 180.000 euros) a más de 1 millón

Al fin, parecía haber cumplido el sueño americano. Ese mismo año, Hoque facturó 30.000 dólares (26.905 euros), algo menos que el coste de la licencia. Pero lo que supo a continuación le dejaría sin palabras y le sumiría en una depresión que a día de hoy lucha por superar: acababa de firmar un contrato que le exigía pagar 17 millones de dólares (aproximadamente 15,2 millones de euros). Su historia la narra ‘The New York Times‘ en un gran reportaje de investigación sobre el escándalo que ha sacudido a la sociedad neoyorkina en los últimos días: banqueros, abogados, corredores de bolsa, inversores y acreedores se convirtieron en multimillonarios a costa de la ilusión de familias humildes dedicadas al taxi que en su día sintieron que podían tener una vida mejor.

Al igual que la crisis económica internacional que arrancó en 2008, los bancos y prestamistas privados emitieron créditos demasiado arriesgados sin informar adecuadamente a sus firmantes, créditos que ni en dos vidas de trabajo y esfuerzo podrían pagar. Muchos de ellos vieron en la industria del taxi el escenario perfecto donde emplazar su estafa después de que se hundiera la vivienda. Ahora, más de 950 propietarios de los “medallones” se han declarado en bancarrota, en su mayoría padres y madres de familias inmigrantes que gastaron los ahorros de sus vidas en lo que parecía ser el movimiento perfecto para prosperar en una ciudad tan monumental como Nueva York.

A la gente le encanta culpar a los bancos de todo lo malo que les pasa; solo intentamos que los pequeños propietarios tuvieran éxito

La combinación de dinero fácil, prestatarios ansiosos y el atractivo de la oferta ayudó a que los precios se dispararan muy por encima de lo que realmente valían las licencias, según revela el diario estadounidense. Además, algunos líderes de la industria alimentaron el frenesí de adquirir “medallones” para inflar los precios, de tal forma que en tan solo doce años (de 2002 a 2014), el precio de un permiso aumentó de los 200.000 dólares (casi 180.000 euros) a más de 1 millón, el llamado esquema Ponzi: una estafa piramidal en el cual la única manera de repartir beneficios a los primeros inversores es generando ganancias con el dinero aportado por otros nuevos inversores que caen engañados por las promesas de obtener beneficios de quienes entren después.

Además, la mayoría de los firmantes eran inmigrantes, por lo que muchos de ellos no hablaban a la perfección inglés, con lo que negociaron préstamos de forma totalmente inconsciente. En 2005, aproximadamente el 40% de los taxistas habían nacido en Bangladés, India o Pakistán, según la Oficina del Censo de Estados Unidos. Solo un 9% de ellos es nativo. Al igual que en la burbuja inmobiliaria, el gobierno hizo oídos sordos a las señales de advertencia y eximieron a los prestamistas de las regulaciones.

Estas prácticas son indiscutiblemente depredadoras y deberían ser ilegales

Por su parte, la Comisión de Taxis y Limusinas no hizo otra cosa que animar a la adquisición de “medallones” a medida que los precios iban creciendo más y más. Después de que colapsara el mercado de licencias, Bill de Blasio, el alcalde de la ciudad, no quiso financiar un rescate a todas las familias afectadas, y a principios de este año Corey Johnson, el presidente del Consejo Municipal, cerró el comité de supervisión de la industria del taxi, alegando que había completado la mayor parte del trabajo, según informa ‘The New York Times’.

Los prestamistas desarrollaron sus técnicas fraudulentas en Nueva York, pero también las extendieron a ciudades como Chicago, Boston o San Francisco. Además, los acreedores se defendieron alegando que los reguladores financieros aprobaron sus prácticas, solo que algunos prestatarios tomaron muy malas decisiones que les hicieron asumir demasiadas deudas. “A la gente le encanta culpar a los bancos de todo lo malo que les pasa porque son muy grandes y muy poderosos”, esgrime Robert Familant, exdirector de Progressive Credit Union, una pequeña organización que se dedica a la venta de medallones. “En mi opinión, no hicimos nada más que intentar ayudar a los pequeños empresarios a tener éxito”.

La respuesta del colectivo

El Ayuntamiento debe rescatar a los propietarios o realizar el reembolso perdido a los compradores de subastas”. Así de tajante se mostró Bhairavi Desai, fundadora de la Alianza de Trabajadores del Taxi, organización que representa a los conductores autónomos de Nueva York. Otros han instado a que el Consistorio presione a los bancos para que condonen la deuda o, al menos suavicen los plazos. Pero el problema está muy lejos aún de solucionarse.

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LOS TAXISTAS ASALARIADOS DE MÁLAGA PROTESTAN POR SU SITUACIÓN DE INDEFENSIÓN

Los asalariados se movilizarán el lunes, 12 de agosto, con “la primera marcha de tortuga”

Los taxistas asalariados de la capital se están organizando y han llegado a varios acuerdos en la asamblea celebrada el pasado día 1 de agosto en Vialia, la estación ferroviaria de María Zambrano, todo ello ante la situación que, según el sindicato CGT, sufre el colectivo, que definen como de «total indefensión».

Así, entre otras medidas consensuadas en la mencionada reunión, los asalariados del taxi han anunciado la realización de lo que denominan como «la primera marcha de tortuga», que tendrá lugar el lunes, 12 de agosto, y que discurrirá desde la plaza de la Marina a las 10.30 horas, para partir treinta minutos después hasta llegar a la plaza de la Constitución. Esta concentración, explicó el sindicato CGT en un comunicado remitido a este periódico, ha sido legalizada por el colectivo, por lo que ya cuenta con todos los parabienes normativos.

«Se trata de la primera acción reivindicativa del sector reclamando el reconocimiento del Ayuntamiento de Málaga del derecho a una bolsa de asalariado, del derecho al descanso semanal de estos profesionales y por los desequilibrios que se están generando entre el sector del taxi y el de las VTC», subraya la central sindical. «Además de esta movilización inicial, desde CGT nos vamos a dirigir por escrito al Instituto Municipal del Taxi a la patronal del sector en nuestra ciudad, solicitándole sendas reuniones de presentación de la conflictividad y proponiendo soluciones inmediatas para el colectivo de asalariados del taxi», explican

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