SOTERO BUENO CARDETE, TAXISTA DE BARCELONA TORTURADO Y EJECUTADO POR LA DICTADURA FRANQUISTA

Un 16 de junio de 1940 se fusilaba a Sotero Bueno Cardete, uno de esos personajes anónimos que murieron ejecutados en el parapeto del Campo de la Bota de Barcelona.
Poco sabemos de él… que nació en Zafrilla, una pequeña aldea de la provincia de Cuenca. Que en 1930 llegó a la ciudad de Barcelona con su madre, donde vivía de realquilado junto a otras tres familias sin relación de parentesco: doce personas bajo un mismo techo, en los bajos del pasaje de la Paloma (actual passatge Frigola) del barrio de Gràcia, subiendo Verdi a la derecha antes de Travessera de Dalt. Que en el momento de su asesinato contaba con 32 años y estaba casado. Afiliado a la CNT. Que según consta en el censo de ejecutados era albañil de profesión y no sabía leer ni escribir. Que se le instruyó proceso sumarísimo de urgencia ante el Tribunal Militar, acusado de rebelión (!) y ser patrullero. Que fue enterrado en el Fossar de la Pedrera.
Pero de la memoria familiar, a través de su nieta sobrina, nos llegan otros recuerdos sobre su persona, seguro que repetidos un día y otro por la familia, que como otras familias hacían presentes a los que ya no estaban, arrebatados por la guerra o la venganza: “Según explican, en Barcelona hizo de taxista y lo detuvieron casualmente: Cuando lo llamaron para hacer un viaje llevando una persona que parece ser la iban a matar, él se opuso. Una chica que se asomó al balcón en aquel momento, que estaba sirviendo en casa de la persona que iba con el que habían de matar, reconoció a Sotero y lo comentó. Parece ser que pidieron informes a Zafrilla y los dieron muy negativos por ser rojo. Le debieron hacer un juicio, pues él, siguiendo el consejo de su mujer, se negó a firmar la sentencia, pues nada malo había hecho. No lo fusilaron sino que lo estuvieron torturando con cuchillo y cosas punzantes durante un tiempo hasta que murió”.
Que cada cual haga su composición, pero Bueno Cardete forma parte de aquellos militantes libertarios que no pudieron o que probablemente no quisieron huir, como aquellos más de 400.000 exiliados que cruzaron la frontera, porque creyeron que no habían hecho nada malo y que su vida no corría peligro. Sirvan esas notas para su memoria.

SALUT Y BUEN VIAJE

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