SIMPA DE 18.000 EUROS A UN TAXISTA TRAS UNA CARRERA POR MEDIA EUROPA Y CON FINAL EN MÉXICO

La policía de Euskirchen (Alemania) escuchó atónita el relato de un taxista de 47 años que vino a denunciar a un cliente que le dejó a deber 18.000 euros después de una carrera de varios días en la que recorrieron Europa y acabó abruptamente en Cancún, en plena Riviera maya.

La bajada de bandera empezó el pasado 10 de octubre en Montecarlo. El taxista cogió allí a un caballero que quería ir a Niza, lo cual entra dentro de lo razonable (21 kilómetros). Desde allí empezó la aventura, pues el cliente pidió ir a Bruselas, que dista 1.200 kilómetros de Niza, atravesando Francia de punta a punta.

De Bruselas se dirigieron a Londres, cruzando el canal de la Mancha vía Eurotúnel, es decir, otros 360 kilómetros. Desde Londres -imaginamos que a estas alturas habrías hecho noche en algún B&B- el hombre pidió ir a Zilina, en Eslovaquia, otros 1.675 kilómetros de vellón, con nuevo paso del Eurotúnel. Una vez en Zilina, el pasajero pidió ir a Bad Münstereifel, en Alemania, 1.113 kilómetros al oeste. Allí pasaron un par de noches y emprendieron de nuevo ruta hacia Londres, 600 kilómetros más y otro nuevo paso del Eurotúnel, que pagó religiosamente el chófer.

Llegó el momento de la bajada de bandera: 18.000 euros, dijo el taxista. Ahí la cosa se empezó a poner aún más extraña: el cliente le dijo que no llevaba suelto encima pero que tenía su dinero en un banco de México, así que le propuso ir juntos a Cancún a sacarlo. A estas alturas imaginamos la capacidad de persuasión del pasajero y la infinita paciencia del taxista. El caso es que aparcó el taxi y accedió a subirse en el vuelo Londres-Cancún con su cliente, con el cual llevaba cuatro días de interminable trayecto.

Llegados a Cancún el cliente se volatilizó, lo cual era bastante previsible, dejando tirado al pobre hombre a miles de kilómetros de su casa de Viena (unos 10.200 en línea recta). Desesperado, el hombre contactó con su esposa y le pidió que le transfiriera dinero para comprarse un vuelo de vuelta: Cancún-Toronto-Islandia-Londres, que tampoco debió de ser barato.

Ya de vuelta a casa, el taxista decidió poner una denuncia en la comisaría de Euskirchen porque tiene serias sospechas de que el pasajero es originario de aquella ciudad alemana, conclusión a la que llegó tras casi una semana y más de 5.000 kilómetros de forzosa convivencia.

SALUT Y BUEN VIAJE

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