LOS TAXISTAS EXIGEN INSTALAR UN DESFIBRILADOR EN LA PARRILLA DE LA T-1 DESPUÉS DE UN MUERTO POR INFARTO

Ampl-Aeropuerto-Barcelona-protesta-turnos_EDIIMA20130107_0285_5La tarde del 31 de diciembre, un taxista murió de un ataque al corazón mientras esperaba para coger pasaje en la Terminal 1 del aeropuerto. Sus compañeros cuentan que la ambulancia tardó 20 minutos en llegar y reclaman desde hace años un desfibrilador que podría haber salvado más de una vida. El IMET ya ha comprado el aparato, pero Aena no encuentra donde instalarlo.

Un taxista de 39 años perdió la vida, en la víspera de Año Nuevo por la tarde, mientras hacía cola en la parrilla de la terminal nueva del aeropuerto del Prat. Se desmayó en la cafetería que hay en aquel lugar, reservado para los trabajadores del taxi, y los compañeros sólo pudieron llamar a urgencias para que la atendieran. La ambulancia del aeropuerto, a pesar de estar en la misma terminal, tardó 20 minutos en llegar porque no había ningún acceso directo abierto y el conductor no conocía exactamente el emplazamiento. Luego llegaron los Mossos y hasta cuatro ambulancias, pero el personal sanitario ya no pudo reanimar al taxista.

Ayer lo enterraron en el cementerio de Montjuïc, tras una marcha lenta desde el aeropuerto con el que muchos taxistas quisieron mostrar sus condolencias a la familia y, al mismo tiempo, hacer una reivindicación que consideran que podría haber salvado la vida de su compañero: que Aena instale ya un desfibrilador en la parrilla de taxis de la T-1, por donde cada día pasan unas 4.000 personas entre las 6 de la mañana y la 1 h de la madrugada. La marcha comenzó con un largo y sonoro toque de bocinas de todos los taxistas a lo largo de la parrilla y “el tubo”, la zona más cercana a la terminal donde la subida y bajada a los viajeros.

Cristian Navarro, del grupo Taxistas Unidos Autónomos Metropolitanos (Tuam), vivió de cerca la muerte del pasado jueves y ayer participó en la marcha. “No es la primera vez que pasa, ha habido muchas más muertes como ésta en los últimos años y estamos cansados ​​de reclamar a Aena que instale un desfibrilador como los que ya existen en el metro de Barcelona o en otros zonas del aeropuerto “, explica.

El caso es que el desfibrilador está comprado desde hace unos tres meses. El Instituto Metropolitano del Taxi (IMET) se hizo cargo de los 1.000 que vale aproximadamente. Pero Aena no ha encontrado todavía donde instalarlo, porque quiere que sea en un lugar cerrado por las noches. El concesionario de la cafetería donde el jueves murió el taxista no lo quiere allí y los taxistas han propuesto que sea en los lavabos de que disponen en la zona de la parrilla. También se plantean hacer cursos de primeros auxilios para saber reaccionar ante una situación como ésta, aunque los desfibriladores automáticos se pueden utilizar sin ningún conocimiento previo. En todo caso, lamentan que la posible solución habrá llegado demasiado tarde para el compañero que ayer acompañaron al cementerio.

SALUT Y BUEN VIAJE.

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