En Carballo el número de vehículos se redujo a la mitad y en concellos más pequeños como Paderne casi han desaparecido. Los profesionales lo atribuyen a una crisis “demográfica” y económica
RUBÉN D. RODRÍGUEZ | A CORUÑA
El taxi pierde clientes en Galicia y los taxistas se ven obligados a retirar sus coches de la calle. Desde que la crisis comenzó a notarse en España en el año 2008 -antes incluso, aunque más levemente- caen en la comunidad los servicios en estos vehículos, por lo que los profesionales apartan el taxi de la circulación. Ocurre en las zonas rurales gallegas especialmente, ya que en las ciudades no se producen bajas; es más, se solicitan alrededor de una quincena de altas cada año. La tendencia, en cambio, es contraria a la que se registra prácticamente en el resto de España, donde el número de taxis no ha dejado de crecer.
Todas las comunidades autónomas, salvo cinco, han visto aumentado en porcentajes pequeños el número de licencias de taxi en los últimos cinco años. Galicia es una de esas excepciones: entre 2007 y 2011 perdió un 3% de licencias al pasar de 4.524 a 4.392 en 2011, es decir, 132 menos. Asturias, País Vasco, Canarias y Murcia -la única que refleja una caída más acusada que la Galicia, de un 4,4%- son las otras regiones donde se han perdido taxis en el mismo periodo, según recogen los datos el Instituto Nacional de Estadística (INE).
A los taxistas de los concellos medianos o pequeños de Galicia les cuesta más mantener su vehículo y sacarle rendimiento. Unos acaban retirando el coche para siempre de la circulación y otros aparcan solo temporalmente sus licencias ante su actual falta de rentabilidad. Resisten los que pueden, a contracorriente de sus colegas del resto de autonomías, pues el conjunto nacional de profesionales del taxi contempla un incremento en la cifra de autorizaciones progresivo desde 2007, un año antes de que los primeros efectos de la crisis obligase a los ciudadanos a empezar a recortar gastos: 70.304 licencias había hace cinco años, por 70.636 ahora, 332 más con un aumento del 4,7%.
Mientras, en Galicia desaparecen los taxis en concellos pequeños. En la provincia de A Coruña ya no los hay en las carreteras de Vilarmaior y Paderne, por ejemplo, solo los que trabajan de manera independiente. Y municipios más grandes como Carballo, Betanzos, Fisterra, Cee, Cabana o Pontedeume tienen ahora la mitad de taxis que hace cinco años. En Carballo apenas se superan los 25 pese a que antes de la crisis había medio centenar. Y en las zonas costeras los trabajadores del mar que antes recurrían al taxi para ir al puerto, ahora se mueven en vehículo propio.
Por lo costoso de su servicio, con o sin taxímetro -en cuyo caso las tarifas son fijas-, porque el usuario prefiere usar otro transporte público, o porque en caso de no poder desplazarse por su cuenta, consigue que una persona cercana actúe como chófer. Estas son las principales razones que explican para el sector la caída de taxis en Galicia, a las que se debe añadir la mejoría de otros transportes públicos. Así opina el presidente de la Federación Gallega de Autónomos del Taxi, Manuel Sánchez Quindimil, quien apunta además otro factor que, unido a la crisis, ha hecho menguar el número de licencias y de usuarios. “Faltan clientes. En este sector se produce más bien una crisis demográfica que económica, sobre todo en el rural”, añade.
“Los ayuntamientos, en general, han mejorado su servicio de transporte público con más líneas de autobuses. Además, en los pueblos el coche ha dejado de ser un artículo de lujo, como lo era antes y se recurría más al taxi; ahora en cada casa hay uno o dos coches delante de la puerta. Las familias eran antes más numerosas, ahora ya no hay seis personas viviendo en una casa en pueblos y aldeas, sino una o dos. La gente se mueve de otra manera, ya no tanto en taxi”, explica Quindimil.
Y el taxista, por otra parte, no quiere encadenarse al asiento de su turismo si los ingresos que gana con su servicio no compensan el mantenimiento de su negocio y los gastos derivados que exige el coche. “Quienes dejan este trabajo es porque están próximos a la jubilación o porque tienen otra ocupación o negocio, sobre todo en el rural. Los jóvenes no están dispuestos a coger un taxi porque es un trabajo que no da para vivir. Si no se trabaja es porque no se encuentra rentabilidad”.
“Ya en épocas de bonanza iban perdiéndose taxis”, también apunta Quindimil. El presidente de los taxistas gallegos pronostica que, debido a la suma de estos factores, las licencias van a seguir disminuyendo en la comunidad, como refleja el hecho de que no exista ninguna en algunos pequeños concellos donde “no se puede vivir del taxi” y de que vehículos de municipios limítrofes, por ley, cambian de territorio y ofrecen el servicio en el concello vecino.
De las cinco regiones que pierden taxis, Galicia es la segunda con más licencias, por detrás de Canarias, que llega a los 6.120 coches, 77 menos que hace cinco años (-1,3%); País Vasco baja de 2.267 a 2.237 (-1,4%); Asturias, de 1.503 a 1.484 (-1,3%); y Murcia cae a 867 después de tener 906 taxis en 2007 (-4,4%).
La provincia gallega con más permisos sigue siendo A Coruña, como refleja la estadística del INE desde que comenzó a registrar estos datos en 1994. Su descenso es de 62 turismos dedicados al servicio de taxi en los últimos cinco años (de 1.901 a 1.839), el más elevado. Pontevedra ha perdido 20 coches, Ourense 22 y Lugo 28.
SALUT Y BUEN VIAJE.
