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LAS MUJERES DE NUEVA YORK YA TIENEN SUS PROPIOS TAXIS CONDUCIDOS POR MUJERES

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Los coches de la nueva compañía se distinguen por la franja fucsia en la parte delantera del vehículo, aunque Mateo especificó que no todos tienen que tenerla, aunque sí el símbolo de ‘SheTaxis’, una “S” blanca sobre un fondo fucsia.

  • La idea de crear este servicio, según su fundadora, se debe a que muchas mujeres “se sienten más seguras” en un coche conducido por otra mujer.
  • Las calles de Nueva York  ya cuentan con un nuevo servicio de taxis, ‘SheTaxis’, que, conducido solo por mujeres y para mujeres, responderá a solicitudes hechas únicamente a través de una aplicación de teléfonos inteligentes.“Se trata de seguridad, de empleo para mujeres, de igualdad con los hombres y de tener alternativas”, dijo a Efe la dominicana Stella Mateo, la fundadora del servicio, antes de que las conductoras de ‘SheTaxis’ o ‘SheRides’, como se les conoce ya en la Gran Manzana, tomaran hoy las calles por primera vez.‘SheTaxis’ se unió así a las famosas taxis amarillos, uno de los símbolos más reconocibles de la ciudad y que circulan en la zona metropolitana, a los verde manzana y a los popularmente conocidos como taxis sin medallón de las zonas urbanas.

    Los coches de la nueva compañía se distinguen por la franja fucsia en la parte delantera del vehículo, aunque Mateo especificó que no todos tienen que tenerla, aunque sí el símbolo de ‘SheTaxis’, una “S” blanca sobre un fondo fucsia.

    La idea de crear este servicio, según su fundadora, se debe a que muchas mujeres “se sienten más seguras” en un coche conducido por otra mujer.

    Mateo agregó que tiene dos hijas adolescentes que le han llamado en varias ocasiones desde un taxi para pedirle que se mantenga conversando con ellas a lo largo de su viaje porque no se sienten seguras con el conductor.

    En Nueva York ha habido casos de violación e intento de violación a mujeres por un taxista, el más reciente sucedió el pasado agosto cuando el conductor golpeó a los niños y a la presunta víctima a la que supuestamente intentaba violar, según esta denunció.

    Mateo, esposa del presidente y fundador de la Federación de Taxistas de Nueva York, Fernando Mateo, destacó además que el 97 % de los taxistas en esta ciudad son hombres “y si se trata de los taxis amarillos, solo el 1 %” de los conductores son mujeres.

    “Unas 600.000 personas toman un taxi al día en la ciudad de Nueva York y el 60 % son mujeres, pero los que manejan son un 97 % hombres”, señaló. “Eso no es igualdad. Queremos igualdad”, dijo y aseguró que no están ahí “para quitar el trabajo a los hombres”.

    Según Mateo, ‘SheRides’ cuenta con el apoyo de más 30 bases de taxis a través de la ciudad que les proveerán de conductoras para atender las solicitudes de servicio mediante la aplicación.

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“Tenemos el apoyo increíble de los hombres y contamos con más de 30 bases afiliadas para suplirnos de taxistas mujeres hasta que tengamos suficientes conductoras”, argumentó.

  • La fundadora de la aplicación aseguró que ‘SheRides’ ofrece a las mujeres “no solo igualdad de ingreso, sino seguridad porque el servicio no se paga con dinero sino a través de tarjeta de crédito, y porque no se recoge a nadie en la calle, sino a través de la aplicación”.

    También les brinda flexibilidad porque muchas son madres y el horario laboral les permite atender a sus hijos, argumentó.

    Mateo dijo, además, que antes de que finalice el año estarían en las ciudades de Los ÁngelesLas Vegas y Miami desde donde, aseguró, les han contactado “una gran cantidad de personas que nos han enviado los problemas que tienen por no tener mujeres” proveyendo el servicio de taxistas.

    ‘SheRides’ comenzó hoy a operar con el apoyo de la Arab American Association y de la AHA Foundation, que trabaja para proteger los derechos de las mujeres y niñas en este país.

    “La razón por la cual apoyo este programa es porque con frecuencia te encuentras con mujeres que no quieren tomar un taxi conducido por hombres, ya sea por razones culturales o religiosas, y creo que esta es una gran oportunidad para que vayan a citas médicas o a visitar a su familia en taxis guiados por mujeres“, dijo a Efe Linda Sarsour, directora ejecutiva de la organización árabe.

    Agregó que, además, “es una oportunidad de empleo para mujeres conservadoras y otras que se quieran sentir más seguras. Espero que mas mujeres árabes se conviertan en taxistas”.

SALUT Y BUEN VIAJE

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LOS TRAPOS SUCIOS DE UBER

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En Nueva York, donde ya hay más coches de uber que taxis se ha llegado al extremo que en cada esquina, en cada isla de edificios hay decenas de coches de uber dando vueltas esperando servicios que no llegan para todos por ser demasiados coches. Si a eso le sumamos el hecho que han iniciado una guerra de precios con empresas rivales como Lyft o el propio taxi amarillo nos encontramos con que las tarifas no dan para cubrir gastos y el pasado mes de octubre 2000 conductores intentaron protestar contra la empresa no activandose en la app y manifestandose (dicen ser conductores pero que se sienten esclavos). La respuesta de uber ante ésta situación fue emitir un comunicado en el que afirma que no son empleados suyos sólo colaboradores pero, además, de los que se enteran que hablan mal de la compañía los despiden o “desconectan” como dicen ellos.
Obviamente sin indemnización, ni paro, ni alternativa laboral cuando algunos se habían comprado el coche a través de la financiera de uber para poder trabajar con ellos.

Éste último punto está levantando gran revuelo ya que los conductores que se activan en la aplicación suele ser gente desesperada, inmigrantes y parados de larga duración que no tienen crédito alguno y a los que uber (a través de financieras como Santander consumer USA) les ofrece la opción de adquirir un vehículo (con la gustosa colaboración de la estadounidense Ford) para poder trabajar y cuyas cuotas se les descuenta directamente de los ingresos de trabajar para uber, el resultado suele ser que entre el 20% de comisión de intermediación, el combustible, el seguro, el mantenimiento y las cuotas para pagar el coche de la financiera todos ganan (uber, Santander consumer USA, gasolineras, aseguradoras, etc) pero al trabajador no le queda prácticamente nada y cuando se da cuenta de dónde se ha metido ya es tarde porque está pillado en una deuda de 25.000 dólares con una financiera que, para evitar males mayores, no le queda otra que trabajar para pagarla y malvivir como sea. En EEUU ya se dice que este tipo de financiación traerá un nuevo escándalo similar al de las hipotecas basura que hundió el mercado financiero e inmobiliario y provocó la crisis de la que todavía hoy no nos hemos recuperado.

Todo apunta que a la larga la regulacion (en caso de producirse) acabará siendo la misma que ahora hay para el taxi, estableciendo un límite de coches (serán licencias uber?), unas zonas de actividad, unas tarifas mínimas, exigiendo unas revisiones, identificando los vehiculos, etc.

Las regulaciones suelen hacerse para poner solución a los problemas que surgen, por lo que habría que aprender de los errores del pasado.

Por todo lo expuesto anteriormente creo que la empresa uber en concreto no es un modelo de economía colaborativa sino más bien un modelo de economía de libre mercado pero en su vertiente más agresiva cuyo fin último es el de maximizar el beneficio a costa de: Crear un monopolio (uber pretende quedarse con todo el mercado, de ahí las agresivas guerras de precios a pérdidas en NY), explotar a los trabajadores (es una reforma laboral encubierta en la que despoja al trabajador de cualquier derecho hasta el punto que no se le considera ni trabajador, de hecho nadie tiene ni dónde dirigirse a reclamar, sólo se dispone de un correo electrónico del que no se suelen recibir respuestas), crear un mercado de servicios paralelo del que sacar comisiones adicionales y que a su vez abusan una vez más del trabajador.

Por otro lado, éste sistema no solo no quita coches de las calles sino que mete más, ya que la tendencia es la de saturación y no de equilibrio porque aunque nos quieran convencer de lo contrario, los conductores se dedican en su gran mayoría de forma profesional y para ganar dinero un mínimo de 7 u 8 horas diarias. No le dedican un par de horas al día para compartir los gastos del vehículo como nos quieren vender la aplicación para que cuele.

Creo que lo razonable y justo es que a uber se la encamine a competir con empresas como mytaxi y hailo (que ofrecen exactamente lo mismo que uber pero con vehículos regulados), cumpliendo la legislación y no abusando de los derechos de las personas, porque aunque a todos nos gusta comprar todo un poco más barato la verdad es que en España las tarifas de taxi en las grandes ciudades son realmente razonables teniendo en cuenta los gastos asociados, la fiscalidad aplicada y que no reciben subvenciones como el resto del transporte público que en algunos casos el billete de autobús y de metro llega a estar subvencionado en un 70% de su coste real.

Uber es demencial en su postura hacia todo lo que le rodea con la arrogancia que aporta el tener un buen respaldo económico. No respeta las leyes de ningún país, no valora al ser humano ni como trabajador ni como cliente (también puntúa a los clientes y los que no interesan quedan bloqueados de la app) y sólo aplica estrategias de márketing (básicamente abusa de la variable precio) y ardúcias legales elaboradas por abogados que dan todas las vueltas posibles a las leyes para encontrar la trampa. Sólo tiene en nómina a abogados y expertos en márketing para ingresar lo máximo posible y evadir lo máximo posible, de ahí que su sede europea esté en Holanda, de manera que aquí no vemos ni un euro y allí tienen un sistema que pagan un fijo mínimo, irrisorio en comparación con lo que deberían pagar realmente, y que les permite volcar todos esos números a la matriz en EEUU. Como hacen otros gigantes de la talla de Amazon, Google o Apple (las 2 primeras son propietarias de Uber y la tercera es parte interesada porque a todos los conductores del mundo les colocan un Iphone que deben pagar en alquiler.)

Todo un negocio a la americana y una ruina para el resto del mundo. Es la concentración del poder económico global que es cuestión de tiempo que genere fricciones entre EEUU, China y Rusia por a ver quién es el más poderoso y que no sería de extrañar que acaben intentando marcar la diferencia definitiva con una nueva carrera armamentística al más puro estilo guerra fría que todos nosotros vamos alimentando con cada compra que hacemos por internet a Amazon, cada click publicitario en un adwords de google o cada compra de aplicaciones en la app store o la play store, etc.

SALUT Y BUEN VIAJE.

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CONTRA LA “ECONOMIA COLABORATIVA” DE UBER

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Las empresas de la “Economía colaborativa” como Uber shift  transfieren el riesgo de las corporaciones a los trabajadores, debilitan las protecciones laborales, y rebajan los salarios.

Kazi conduce un Toyota Prius para Uber en Los Angeles. Él lo odia. Saca sólo un salario mínimo, y le duele la espalda después de largas jornadas de trabajo. Pero cada vez que un pasajero le pregunta si le gusta trabajar para Uber, miente: “Es como ser dueño de mi propio negocio; Me encanta.”

Kazi miente porque su trabajo depende de ello. Después de que los pasajeros terminan un viaje, Uber les pide que califiquen a su conductor en una escala de una a cinco estrellas. Los conductores con un promedio por debajo de 4,7 pueden ser desactivados – en términos técnicos despedido.

Gabriele López, un conductor de Uber de Los Ángeles, también miente. “Simplemente nos sentamos allí y sonreímos y les decimos a todos que es impresionante, porque eso es lo que quieren oír”, dijo López, quien ha estado conduciendo para UberX, servicio de coches de gama baja de la compañía, desde que se lanzó el verano pasado.

De hecho, si le preguntas a los conductores Uber en off lo que piensan de la empresa, a menudo se pone feo rápido. “Uber es como un proxeneta explotador”, dijo Arman, un conductor de Uber en Los Ángeles que me pidió no dar su apellido por temor a represalias. “Uber se lleva el 20 por ciento de mis ingresos, y me tratan como una mierda – ellos reducen los precios cuando quieren. Me pueden desactivar cuando se les da la gana, y si me quejo, me dicen a la mierda “.

En Los Ángeles, San Francisco, Seattle y Nueva York, la tensión entre los conductores y la gestión ha burbujeado en los últimos meses. Y a pesar de que el modelo empresarial de Uber desalienta la acción colectiva (cada trabajador está técnicamente en competencia con los otros), algunos conductores se están uniendo.

Los conductores Uber en Los Ángeles, el mayor mercado de viajes compartidos en el país, llevaron a cabo decenas de protestas durante el verano para oponerse a los recortes de tarifas. A fines del mes pasado, los conductores que trabajan con Teamsters Local 986 lanzaron una Asociación basada en la App California Drivers ( CADA ), una especie de sindicato de conductores de Uber. Trabajadores Uber en Seattle han protagonizado sus propias protestas y han formado la Asociación Ride-Share Drivers Seattle. Apenas la semana pasada en la ciudad de Nueva York, los conductores del servicio de lujo UberBlack amenazaron con huelgas y revirtieron con éxito una decisión de la empresa que les habría obligado a aceptar viajes UberX más baratos y menos lucrativos. El lunes, los conductores protestaron de nuevo.

“Queremos que la sociedad entienda que no somos sólo hormigas,” me dijo Joseph DeWolf, miembro del consejo de dirección de CADA, en el salón del Sindicato Teamsters en El Monte, California. “Lo que queremos es un salario digno, un canal abierto de comunicación con la empresa, y respeto básico.” DeWolf dijo que CADA está inscribiendo miembros, recaudando cuotas, y planes para huelga en Los Ángeles si Uber se niega a sentarse a la mesa de negociaciones.

No va a ser fácil. Los conductores están en contra de un goliath floreciente valorado en alrededor de u$s 18 mil millones . La compañía acaba de contratar a David Plouffe, que dirigió las campañas presidenciales de Barack Obama; está activa en 130 ciudades; y si les creemos a los ejecutivos de la compañía, duplican sus ingresos cada seis meses.

Uber gana dinero apoyándose en una red de miles de conductores que no son técnicamente empleados de la empresa, sino más bien contratistas independientes – la compañía los llama de “conductores-socios” – quienes reciben un porcentaje de sus tarifas.

Desde el principio, Uber atrajo conductores con una cebo. Tomemos el lanzamiento de la compañía en Los Ángeles: En mayo de 2013, Uber les cobraba a sus clientes una tarifa de u$s 2.75 por milla (con un adicional de 60 ¢ por minuto a partir de la onceava millas por hora). Los conductores podían quedarse con el 80 por ciento de la tarifa. Trabajando a tiempo completo, los conductores podrían hacer un salario digno: entre 15 y 20 dólares por hora.

Los conductores se apresuraron a inscribirse, y miles alquilaron y compraron coches sólo para trabajar para Uber – especialmente inmigrantes y personas de bajos ingresos desesperadas por un trabajo bien remunerado en una economía terrible. Pero el último año, la compañía se ha enfrentado con la dura competencia de su archirrival, Lyft. Para aumentar la demanda y empuje Lyft fuera del mercado de Los Ángeles, Uber ha cortado las tarifas de UberX a casi la mitad: a u$s 1.10 por milla, más 21 ¢ por minuto.

Los conductores Uber no tienen voz en la fijación de precios, sin embargo, deben tener su propio seguro y pagar la factura de combustible y reparaciones – al costo de 56 ¢ por milla, según los cálculos del IRS. Con el nuevo modelo de precios de Uber, los conductores se ven obligados a trabajar bajo márgenes muy estrechos. Arman, por ejemplo, hacía alrededor de u$s 20 por hora hace apenas un año. ¿Y ahora? Hay días en que ni siquiera alcanza a un salario mínimo.

Su experiencia es muy común entre los conductores de Uber de L.A con los que hablé. Para muchos, conducir para Uber se ha convertido en una pesadilla. Arman a menudo trabaja hasta diecisiete horas por día para llevar a casa lo que él solía hacer en un turno de ocho horas. Cuando esribió por correo electrónico a Uber para quejarse de la caída de su sueldo, le dijeron que la compañía lo había volado. La respuesta de Uber es que los conductores son libres de dejar de trabajar si no están satisfechos, pero para conductores como Arman, que han invertido mucho dinero en sus coches, irse no es una opción.

“Estos conductores son muy vulnerables si no se unen.” Me dijo Dan McKibbin, organizador de la Costa Oeste de Teamsters. “En este momento no tienen a nadie para protegerlos.”

La compañía no quiso hablar conmigo sobre CADA, Teamsters, o la forma en que se ocupan de las quejas de los conductores. Pero parecen querer despedir todos los demás también. A principios de este verano, cuando el líder de CADA DeWolf se reunió con William Barnes, director de Uber Los Ángeles, Barnes presuntamente se le rió en su cara.

Como relató DeWolf, cuando le dijo a Barnes que los conductores planeaban organizarse con Teamsters, Barnes respondió, “Uber nunca negociará con cualquier grupo que diga representar a los conductores.”

Uber ignoró repetidamente mi solicitud de comentarios sobre este intercambio. En lugar de ello, la empresa emitió un comunicado acusando a los Teamsters de tratar de “llenar sus arcas” con nuevos miembros de conductores de Uber.

Uber afirma que no hay necesidad de un sindicato; en su lugar le pide a los conductores que confien en que la empresa actúa por su mejor interés. Uber se negó a mostrar los datos completos que detallan la compensación promedia por hora a los conductores. No declara, sin embargo, que los conductores UberX estén ganando más dinero ahora que antes de los recortes de tarifas de este verano.

“Las tarifas promedio por hora para un conductor-socio UberX de Los Angeles en las últimas cuatro semanas fueron un 21,4% mayor que el promedio semanal de diciembre de 2013″ me dijo la portavoz de Uber Eva Behrend. “Y el promedio de los conductores han visto las tarifas por hora incrementadas un 28% de donde estaban en mayo de este año.”

No pude encontrar un solo conductor que esté ganando más dinero con las tarifas más bajas.

Lo que está claro es que para que los conductores Uber salgan adelante, van a tener que asumir más viajes por turno. Uber lo reconoce implícitamente: “Con los recortes de precios, los viajes por hora para los socios-conductores se han incrementado con la mayor demanda”, dijo Behrend.

Así, mientras los conductores hacen menos por tarifa, Uber sugiere que recuperen las pérdidas sólo conduciendo más kilómetros. Eso puede tener sentido para un analista Uber haciendo números en Silicon Valley, pero para los conductores, más millas significa presionarse metiendo mayor cantidad de viajes en un posibles en un turno para hacer mayores los pequeños márgenes.

En esos días, ni siquiera voy a tomar una mierda, sólo conduciré – a veces hasta quince horas por día”, me dijo un conductor llamado Dan después de estar toda la noche llevando gente borracha a casa de los bares. “Es humillante.”

Las tarifas más bajas también significan que pagan más de sus propios bolsillos para combustible, y sus coches se deprecian más rápido porque están conduciendo millas extras.

Mientras tanto, Uber actúa como si estuviera haciéndole un favor a los conductores, ofreciéndoles trabajo en primer lugar. El CEO de Uber Travis Kalanick, que le encanta dar charlas inspiradoras acerca de innovación, a menudo afirma que Uber ayuda a las personas “se convierten en propietarios de pequeñas empresas.” Pero trabajan turnos largos y pierden más del 20 por ciento de las tarifas para un grupo de ingenieros de app del Silicon Valley en realidad no es como ser dueño de un pequeño negocio.

“Ellos piensan que somos un grupo de perdedores que no pueden encontrar mejores puestos de trabajo”, dijo DeWolf. “Es por eso que nos tratan como robots – como si fuéramos reemplazables.”

Uber, por supuesto, se opone a esta caracterización. “Uber tiene éxito cuando nuestros socios-conductores tienen éxito”, dijo Behrend.

Pero eso es sólo girar en el vacío: los conductores no son socios – son trabajadores explotados por su compañía. Ellos no tienen voz en las decisiones de negocios y pueden ser despedidos en cualquier momento. En lugar de pagarle a sus empleados un salario, Uber sólo les da una porción de sus ganancias. Los conductores asumen todos los riesgos y afrontan todos los costos – coche, combustible, seguro – sin embargo, son los ejecutivos e inversionistas los que se enriquecen.

Uber es parte de una nueva ola de empresas que conforman lo que se llama la “economía colaborativa.” La premisa es seductora por su sencillez. “: las personas tienen habilidades y los clientes quieren servicios. Silicon Valley juega de casamentero, produciendo aplicaciones para que los trabajadores hagan par con el trabajo. Ahora, cualquier persona puede alquilar un apartamento con Airbnb, convertirse en un taxista a través de Uber, o limpiar casas usando Homejoy.

Pero con el pretexto de la innovación y el progreso, las empresas les están quitando protección al trabajador, empujando hacia abajo los salarios, y burlándose de las regulaciones gubernamentales. En su esencia, la economía colaborativa es un plan para transferir el riesgo de las empresas a los trabajadores, desalentar la organización del trabajo, y asegurar que los capitalistas puedan cosechar enormes ganancias con costos fijos bajos.

No hay nada innovador o nuevo en este modelo de negocio. Uber es sólo el capitalismo, en su forma más desnuda.

SALUT Y BUEN VIAJE.

 

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UBER ABRE LA PUERTA AL “LOBBY” EN EUROPA PARA VENCER LAS RESISTENCIAS POLÍTICAS

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                          Travis Kalanick, consejero delegado de Uber, durante su intervención. / R. J. C.

      Tras el fichaje a finales de agosto de un gestor de campaña del presidente Obama, la compañía incorpora otro perfil especializado para el continente europeo.

 Uber, la compañía online que conecta a través de una aplicación a pasajeros y conductores, ha decidido abrir en Europa la puerta del lobbypara tratar de vencer la resistencia creciente a un modelo de negocio que ha puesto en pie de guerra al sector del taxi de las grandes capitales.Tras la contratación a finales de agosto de David Plouffe, gestor de campaña del presidente Obama, para mejorar sus relaciones con las autoridades estadounidenses, la compañía ha confirmado este lunes la incorporación a la empresa de Mark MacGann para defender sus intereses ante los gobiernos de Europa, Oriente Próximo y África.

Para justificar este giro, su consejero delegado y cofundador, Travis Kalanick, explicaba este lunes  durante una conferencia en San Francisco que “los taxis llevan años y años haciendo lobby y pagando por influencia, en todas las ciudades, jugando a ganar espacio pagando impuestos y diciendo que crean empleo, pero hemos demostrado que no es así. Un conductor en Nueva York paga 40.000 dólares al año por la licencia de taxi. Por ese privilegio, por poder trabajar, apenas pueden vivir. Deberían probar a conducir un Uber”, añadió. No obstante, insistió en que su modelo de compañía es “lo opuesto al taxi”. “Nuestro objetivo es hacer ciudades más eficientes”.

“Todavía tengo coche, pero no debería”, asegura el cofundador de la empresa

Kalanick, rostro visible de una empresa valorada en 1.500 millones de dólares que se sigue definiendo como una startup, no quiere ser “el Darth Vader que acabe con el taxi”. “Cuando comienzan a percibirte como el grande del negocio ya no puedes esconderte”, se excusó. Aún así, confesó algo que va contra sus principios: “Todavía tengo coche, pero no debería”. Según su teoría, pronto será más rentable usar Uber que tener coche, con su correspondiente seguro, gasto en gasolina, parking y mantenimiento siempre que se le dé un uso urbano al vehículo. La obsesión de Uber es crecer sin salirse de su negocio. “Por eso no hemos comprado una sola empresa en nuestro camino”, subrayó.

Escollos en Europa

Este crecimiento está encontrando escollos en Europa, especialmente en Alemania. Accedió, con cierto desdén, a explicar su postura: “No nos agobia. En Europa vemos que está pasando lo mismo que aquí (en EE UU) al principio. Todavía tenemos un proceso abierto con el ayuntamiento de San Francisco, desde octubre de 2010. Nuestro negocio allí crece más rápido que en EE UU. En Hamburgo consideran que rompemos alguna regla que no tengo muy clara. Lo mismo en Frankfurt, donde nos acusan de cobrar demasiado. Les hemos pedido que nos digan el precio correcto, pero nada, no lo dicen. Todo parece ser una cuestión de impuestos”. Lamentó no poder operar en Las Vegas, una ciudad complicada para caminar, donde los taxis pasan constantemente por el Strip, la calle principal.

Asia parece seducirle muchísimo más que el Viejo Continente. En China es donde el crecimiento es mayor. En menos de un año cuentan con 70.000 conductores en Pekín y más de 50.000 Shanghai, una cifra considerable si se comparan con los 13.000 de Nueva York.

Aunque, con cierta amargura, confesó que está recibiendo parte de su propia medicina: “Hay dos empresas de taxis de China que están recibiendo dinero de Alibaba para poder competir con nosotros, bajando los precios para eliminarnos. Lo divertido es que aquello es salvaje. Cuando eres el pequeño puedes hacer cosas que los grandes no. Queremos llevar los viajes más baratos a China, pero de modo que todos ganen, sin estrangular a nadie”.

No todo es perfecto en Uber. Michael Arrington, fundador de TechCrunch, expuso en la misma conferencia cómo un conductor le rechazó por pedir una carrera muy corta: “Cuando eso pasa, no duran en el sistema. Hemos conseguido un modelo de coches limpios, conductores amables y un entorno seguro”. La mecánica de la aplicación permite que tanto los conductores como los consumidores se pongan nota mutuamente. El conductor con mejor valoración consigue más carreras. Y no, no hay propina.

Desde hace un año Uber compite con una empresa local, Lyft. El servicio es muy similar, el tono distinto. Los coches de Lyft se distinguen por un llamativo bigote de color rosa fucsia en el frontal o el salpicadero, los conductores suelen dar conversación, cuando no reparten refrescos o caramelos. Al montar en el coche prefieren que sea en el asiento delantero y es necesario chocar los puños como signo de amistad.

Hace justo dos semanas ambas lanzaron, casi a la vez, un servicio similar, viajes compartidos. No se trata de dividir la tarifa de un viaje con conocidos, sino de tomar un coche para ir a un lugar y hacer varias paradas para que se sumen desconocidos a los que les convenga la ruta. ¿Quieren acabar con el autobús? “No, no es como el autobús, que viene sin cumplir el horario, tienes que ir a la parada… Aquí es donde y cuando lo quieres, pero mucho más barato. La idea es darle a un botón y mientras esperas, si alguien va a tomar la misma ruta, solo se le acepta si la desviación es de menos de dos minutos. Queremos que haya menos coches, pero los autobuses todavía tienen recorrido”. El directivo insiste en que no se han copiado mutuamente: “Es que es un paso natural y ambos pensábamos a la vez en lo mismo. Necesitábamos ser grandes para poder llegar a esa propuesta. Creo que lo podemos hacer escalable, que funcione en otras ciudades”.

La confianza en su negocio choca con la timidez de Kalanick. Tanto que si algo falla en su plan de aquí a cinco años, será su culpa: “Si esto no sale adelante. Solo yo seré responsable. Puede que el estrés me mate. No los políticos, ni los competidores, sino mi obsesión con esto. No sé si podré estar así mucho más tiempo. No doy con el equilibrio, solo pienso en cómo hacer esto más y más grande”.

SALUT Y BUEN VIAJE.

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UN ESTUDIO MUESTRA A LOS TAXIS CÓMO GANAR A UBER

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Imagen congelada de la recogida y bajada de los 150 millones de carreras que hacen los taxis de Nueva York cada año HubCab, MIT Senseable City

Miguel Ángel Criado (Materia).  Madrid.

Demuestra que los trayectos compartidos acaban siendo más cortos y eficientes. Se usaron datos de millones de viajes en taxis de Nueva York

En vez de arremeter contra la tecnología y de manifestarse por las calles de Barcelona o Madrid, o conseguir prohibiciones como la de Berlín, los taxistas podrían ganar la guerra de los coches compartidos a Uber y empresas similares con más tecnología. Solo tendrían que seducir a sus clientes para que compartieran trayecto con otros pasajeros. Un estudio del MIT con el flujo de taxis de Nueva York demuestra que el trayecto medio sería un 40% más corto y la espera no sería mayor de cinco minutos. Ganarían los taxistas (dos carreras en una), los clientes (tarifas más reducidas) y el medio ambiente, con un reducción significativa del tráfico y las emisiones.

Más que la ciudad de los rascacielos, Nueva York es la capital del taxi. La flota de vehículos con licencia es de más de 13.500 y, cada dos minutos, se piden unos 600 taxis. Contando sólo los que inician o acaban la carrera en Manhattan, al año tienen lugar 150 millones de carreras. ¿Y si se convierte cada carrera entre dos puntos en nodos de una red? Pues que se consigue una enorme malla en la que se pueden encontrar regularidades como que, en el trayecto entre un punto A y otro punto C, es altamente probable que un taxi pase por un punto B, donde podría recoger a otro pasajero sin tener que desviarse de su ruta.

Usando la teoría de grafos, un equipo de investigadores del Senseable City Laboratory del Intituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), el Istituto di Informatica e Telematica del Consiglio Nazionale delle Ricerche de Pisa (Italia) y del Departmento de Matemáticas de la Universidad de Cornell (Estados Unidos) han demostrado que la idea de compartir un taxi no es sólo factible sino que es la opción más racional y ventajosa para todos, salvo para sus nuevos rivales como Uber.

Para reconstruir el flujo de los taxis en Nueva York, los investigadores pudieron contar con todos los datos clave de aquellos millones de carreras: la posición de partida y la de llegada gracias al GPS de los taxis y por tanto de la duración del trayecto y la identificación de cada taxi por su licencia. Volcaron toda esa información sobre el mapa de Manhattan. La red generada estaba formada por los 150 millones de nodos (los trayectos) y la ingente cantidad de 100.000 millones de conexiones (solapamiento al menos parcial de dos trayectos). Y pusieron a correr sus algoritmos. En la versión más simplificada, si el pasajero 1 es recogido en el punto A y en su camino al punto B puede recoger al pasajero 2 y llevarlo al punto C sin desviarse de su ruta inicial ni aumentar la duración del trayecto en X minutos, se da una conexión entre nodos.

En su modelo, suponiendo que la paciencia de los pasajeros fuera de cinco minutos, en ese lapso de tiempo, casi el 95% de los trayectos podrían ser compartidos. En una situación más realista, en la que cada pasajero no tiene que esperar más de un minuto para que se le asignara un taxi, cada carrera podría ser compartida con otras 100. Tal como muestran en un artículo publicado en PNAS, los investigadores calculan que la duración total de los trayectos se vería reducida hasta en un 40%.

“El nuevo enfoque que hace este problema tratable es pensar en los trayectos como puntos o nodos de una red”, dice Carlo Ratti, del MIT y coautor del estudio. “Dos carreras están conectadas si los trayectos pueden ser compartidos sin generar inconvenientes a ambos pasajeros salvo un retraso mínimo establecido en, digamos, tres minutos”, añade. Los secretos de esta red pueden ser desenterrados con algoritmos informáticos que “emparejan los trayectos de una forma óptima, ofreciendo así la posible mejor opción de carreras compartidas entre los posibles clientes”, concreta Ratti.

Su modelo también demuestra que, al menos en teoría, el taxi podría ser compartido por más de dos personas. En el caso de la carrera triple, la red generada por todos los trayectos es ya una hiperred casi ingobernable por los algoritmos. Pero, si tres personas aún estuvieran dispuestas a compartir carrera, la mitad de ellas aún podrían serlo.

“Un sistema de este tipo podría beneficiar a los taxistas”, asegura Ratti. “La norma general establece que si tienes un sistema más eficiente, generas más ingresos por unidad. La cuestión es cómo se reparten los beneficios”, explica. El investigador ve dos casos extremos: Por un lado, si se cobra la misma cantidad por trayecto como ahora, pero el taxi lleva dos pasajeros en vez de uno, todos los beneficios son para los clientes. En el otro extremo, si se cobra a cada cliente como en la actualidad, pero van dos a bordo,toda la ganancia es para el taxista. “En realidad, se produciría algo intermedio”, afirma Ratti.

Su modelo aún sería más virtuoso. Además del ahorro, de la menor congestión del tráfico y la reducción de emisiones, habría hasta menos taxis vacíos. “Hay que tener en cuenta un hecho: si los precios bajan, más personas se animarían a coger un taxi, incrementando la demanda. Recuerde los vuelos de bajo coste, que han abierto un completamente segmento del mercado”, razona Ratti.

Los algoritmos y el sistema ideado podría, según los investigadores, ser fácilmente implantado en los actuales sistemas de gestión de taxis también en ciudades mucho más pequeñas que Nueva York. Una app instalada en los móviles sería la encargada de recoger las peticiones y combinarlas en menos de un minuto. Eso sí, habría que decir adiós a llamar un taxi con la mano levantada.

El estudio forma parte de Hubcab, un proyecto del MIT sobre movilidad urbana con el que se puede ver el flujo de los taxistas en la ciudad de Nueva York y cómo, con modelos como el propuesto, podría ser mejorado en pos de un tráfico sostenible. Para ellos, usan las matemáticas para explorar y cuantificar nuevas opciones de movilidad. En la web del proyecto se puede ver una simulación para viisualizar cuánto se ganaría con un modelo como éste.

Pero queda por ver el factor psicológico. En principio, no todo el mundo querría compartir taxi con un extraño y menos en Manhattan y eso es algo que los algoritmos creados en el MIT no podían tener en cuenta. Para Ratti, la respuesta podría estar en otras dimensiones de la llamada economía compartida. “Los servicios de alquiler de habitaciones como Airbnb muestran que la incomodidad de dejar entrar a un extraño en tu espacio personal se ve neutralizada al menos en parte por el dinero que se gana y por la oportunidad de enriquecer su círculo social. Y quién sabe, podrías encontrarte con alguien interesante en el asiento de atrás de ese taxi”.

SALUT Y BUEN VIAJE.

 

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UBER ENCUENTRA LA HORMA DE SU ZAPATO: SE LLAMA GETT Y ES MÁS BARATA

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La compañía de servicio de taxis sin licencia Uber se ha hecho enormemente famosa en todo el mundo por llevar un nuevo y agresivo modelo de competencia a un sector establecido y tradicionalmente muy regulado por las autoridades. La empresa, que suele presentarse como el paradigma del libre mercado, podría haber encontrado sin embargo la horma de su zapato con Gett, una compañía que hace exactamente lo mismo, pero más barato.

Así, al mismo tiempo que intenta forzar a los reguladores europeos a abrir el mercado del taxi apoyándose en una popularidad rampante entre el público, en su propio patio trasero está creciendo de forma silenciosa Gett, una alternativa que podría terminar con el proyecto de Uber antes siquiera de que éste sea rentable.
Básicamente, Gett hace lo mismo que Uber: el usuario se instala una aplicación con la que puede llamar a taxis de color negro que operan sin licencia, y no necesita llevar dinero, puesto que el servicio se liquida directamente contra su cuenta de usuario asociada a la app móvil.
La principal diferencia es, además de la enorme publicidad que Uber ha recibido, que las tarifas de Gett no fluctúan en función de la demanda. Tal como recoge ValleyMag, durante una tormenta de nieve los usuarios de Uber vieron cómo los precios se triplicaban respecto al nivel normal, mientras que los clientes de Gett seguían pagando lo mismo que en un día soleado.
¿Miedo a la libre competencia?
Puede que sea precisamente el temor a la competencia lo que llevase a Uber a animar a -al menos- 13 de sus empleados de Nueva York a que, utilizasen de forma sistemática cuentas falsas para pedir servicios de Gett que cancelaban justo en el último momento, causando así gastos a los conductores de la red de Gett, y minando sus ganancias.
Esta acusación, que se conoció a comienzos de año, se repite ahora con Lyft, otro servicio idéntico a los dos anteriores, y que ha recurrido a un característico mostacho de color rosa en el frontal de sus coches para diferenciarse.
Los responsables de Lyft aseguran así que desde las oficinas de Uber se están realizando peticiones de servicios falsas, con el único propósito de congestionar el sistema de la competencia, informa The Wall Street Journal.
La estrategia, que puede calificarse sin demasiado riesgo como guerra sucia, parecía diseñada desde las más altas instancias de Uber. Prueba de ello es que el propio director general para Nueva York, el buque insignia de Uber, se dedicó a pedir y cancelar servicios con una cuenta de Gett.
El comportamiento de Uber contrasta fuertemente con la respuesta que suele dar la compañía a las críticas del sector del taxi convencional, y que suele centrarse en defender la apertura del mercado y en tachar cualquier intento de cortar su meteórica expansión como maniobras para defender un monopolio anticuado.
El éxito de Uber, que ha conseguido atraer miles de millones de euros de financiación en los últimos meses, depende en su actual estadio de mantener una expansión creciente en su cuota de mercado, y de hecho la compañía ha sido acusada en numerosas ocasiones en Estados Unidos de practicar dumping con sus tarifas, para exterminar a la competencia y acelerar la conquista de una posición de dominio.
En ese intento por acrecentar el número de usuarios, la compañía ha anunciado recientemente que las empresas podrán pagar el servicio de taxi sin licencia a sus empleados, de manera que éstos puedan prescindir de los engorrosos justificantes de gastos.
Uber también ha introducido una variante low-cost, que permite a los clientes compartir trayecto y gastos con desconocidos, reduciendo así el coste a la mitad o un tercio.

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LOS TAXISTAS DE NUEVA YORK SE REBELAN CONTRA UBER

Los taxistas han reducido sus tarifas hasta un 20% para competir con la app | La asociación de taxistas denuncia que con la bajada de precios buscan destruir la competencia

Barcelona. (Agencias).- El servicio de alquiler de coches Uber también está causando estragos en Nueva York. Los taxis de la Gran Manzana se han visto obligados a rebajar las tarifas hasta un 20% para competir con la app pero, aun así, el servicio low cost de Uber sigue siendo más barato que el que ofrecen los taxistas de la ciudad.
Por ejemplo, un trayecto desde la Grand Central Terminal hasta el distrito financiero costaría alrededor de 22 dólares. En vista de la fuerte competencia que supone Uber, los taxistas de Atlanta, Boston, Washington DC, Los Angeles, Chicago y San Francisco también decidieron rebajar sus tarifas.
La asociación de taxistas denuncia que Uber sólo ha reducido la tarifa para destruir la competencia y denuncia que incrementará los precios en un futuro. Ethan Gerber, Director ejecutivo de la asociación Greater New York Taxi, ha añadido que los taxis amarillos son “los más seguros y los que major cumplen la normativa” y que el servicio de Uber es más para generar publicidad que para vender un producto sólido.

Limitación de precios en emergencias y desastres naturales
Este miércoles la popular aplicación ha acordado con las autoridades de Nueva York limitar sus precios durante emergencias y desastres naturales para cumplir con las leyes del Estado, según ha informado el Fiscal General del Estado, Eric Schneiderman.
Según la fiscalía, Uber anunciará además una política nacional para limitar los precios en este tipo de situaciones en base al pacto. La compañía -que en algunos de sus servicios mantiene tarifas que cambian en función de la demanda- pondrá un tope en caso de “perturbaciones anormales de mercado” que se situará en el precio normal cobrado durante los 60 días anteriores.
Fundada en 2009, Uber conecta a vehículos con chófer y potenciales pasajeros aunque su aplicación sólo funciona con smarthpones con GPS.

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UN SACERDOTE RECIBE CONFESIONES MIENTRAS CONDUCE UN TAXI EN NUEVA YORK

Joseph Djan de 52 años de edad, afirma que su trabajo de taxista le da la oportunidad de hablar con la gente que necesita desahogarse

Un sacerdote que trabaja como taxista en la ciudad de New York, le brinda la oportunidad a los pasajeros que se trasladan con élde poder realizar sus confesiones, por lo que muchos señalan que ya no es necesario ir a una iglesia a confesarse.
Joseph Djan es un pastor de 52 años de edad, el cual ha señalado que trabajar como taxista en la ciudad de Nueva York era una oportunidad perfecta para conocer y hablar con gente que necesitaba desahogarse. Por esta razón, fusionó estos 2 oficios y ahora ofrece a los pasajeros, si es que así lo desean, una confesión rápida a lo largo del trayecto.

AFP

Joseph ha asegurado que mucha gente sale de su taxi sintiéndose aliviada y que a él lo hace feliz poder ayudarlos. «Yo rezo y digo: Úsame no importa cómo y no importa quién, puedes usarme para dar mi ayuda», dice el sacerdote y taxista en sus plegarias a Dios.
El pastor ha señalado de igual modo, que él no sólo se encarga de llevar a la gente de un lugar a otro, sino que también ayuda a que la gente limpie su alma, según informa la revista estadounidense para hispanoparlantes ‘TVNotas’.
El reverendo ha indicado que su estrategia es comenzar a hablar sobre el valor de Dios, la sabiduría en sus palabras y la importancia de permitir que entre en la vida del pasajero «y con eso basta para que ellos me empiecen a hablar de sus problemas», según ha afirmado

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LOS NUEVOS TAXIS DE LONDRES SERÁN DE “EMISIÓN CERO” EN 2018

Cinco modelos aspiran al relevo del clásico ‘black cab’Los taxis son responsables del 30% de partículas en suspensión en algunas zonas
Boris Johnson anuncia la creación de una zona de emisiones “ultrabajas” en el 2020
Un taxi blanco, futurista y de emisiones cero. Esa la propuesta de Metrocab, una las de las cinco firmas (junto a Mercedes, Nissa, LTC y Karsan) que han aceptado el reto de diseñar y fabricar el relevo del clásico black cab de Londres, que tendrá que estar listo en cuatro años.
El alcalde Boris Johnson ha anunciado que a partir del 2018 todos los nuevos taxis londinenses serán híbridos o eléctricos. Johnson ha anticipado de paso la creación de “zona de emisiones ultrabajas” en el centro de la ciudad en el 2020, con 6.000 puntos de recarga para vehículos eléctricos.
Jenny Jones, ex candidata a alcaldesa del Partido Verde, ha instado al alcalde a acelerar aún más la transición y a tener 25.000 puntos de recarga listos en esa fecha: “De lo contrario, se ralentizará la llegada de flota eléctrica y los londinenses seguiremos padeciendo uno de nuestros problemas más acuciantes: la calidad del aire”.
Uno de las cinco propuestas para los nuevos taxis londinenses.
El ejemplo de Nueva York

Boris Johnson, siguiendo el camino emprendido en su día por Michael Bloomberg en Nueva York, asegura sin embargo que Londres marcará pronto la pauta del trasnporte público en el futuro.
Los taxis de Londres han tenido siempre un valor icónico, tanto por diseño como por la destreza de sus conductores que se conocen el laberinto de la ciudad como la palma de su mano”, declaró el alcalde. “Pero hemos de reconocer que los taxis son hoy nuestro talón de Aquiles para luchar contra la contaminación, especialmente los más viejo, con el traqueteo de sus motores Diesel”.
El transporte rodado es efectivamente la causa de hasta el 80% de la contaminación en las zonas más congestionadas de Londres. Y a los más de 19.000 black cabs se les atribuye hasta el 30% de las partículas en suspensión en esas áreas.

Jubilación escalonada de vehículos
Johnson anunció a finales del 2010 una nueva estrategia de “aire limpio” en la ciudad que incluía la jubilación escalonada de los modelos más viejos del clásico LTC (London Taxi Company), con subsidios de hasta 6.000 euros para facilitar a los conductores la transición hacia modelos híbridos o eléctricos.
LTC, la compañía que lleva fabricando desde 1948 el modelo más popular de taxi londinense (exportado a 60 países), aspira a subirse al carro del futuro con una versión eléctrica y puesta al día, el TX4, que estará listo para rodar en el 2015. Ese mismo año se espera el lanzamiento del modelo híbrido del Metrocab blanco, más futurista y lujoso (hoy mismo pudimos subirnos al último prototipo, a los pies del puente de la Torre de Londres).
Nissan se lanzará a la carrera incluso antes con el NV200, un taxi de “emisiones cero” que utiliza básicamente la tecnología del modelo híbrido Leaf. La compañía turca Karsan se ha aliado por su parte con el Royal College of Arte para concebir el Concept V1, actualmente en desarrollo. Mercedes trabaja también en un nuevo modelo de taxi de eléctrico de la gama Vito.
Curiosamente, los primeros taxis de Londres fueron eléctricos, hasta la introducción del motor de combustión en 1901. En 1897 se introdujeron las 25 primeras unidades de “Hummingbirds” (colibrís), así conocidos por el ruido que hacía. La compañía que los frabicaba se llamaba precisamente London Electrical Cab. Regreso al futuro…

SALUT Y BUEN VIAJE.
 

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¿CUÁL ES LA MEJOR CIUDAD PARA COGER UN TAXI?

DE LONDRES A NUEVA DELHI
Forman parte del paisaje urbano y en algunos casos se han convertido en auténticos iconos de las ciudades por las que circulan.
Repasamos algunos de los taxis más famosos y mejor valorados.

Cada ciudad tiene algo que la hace especial. Puede ser un monumento, un edificio, un plato típico… Es esa foto que la convierte en reclamo turístico, que la hace ser reconocible y reconocida en el mundo. Ese detalle fácil de recordar y de explicar a los demás que permite al viajero sentir una cercanía con el día a día del lugar que visita y que le hace estar un poco menos de paso. Los oriundos saben que existe tal cosa, que son un cúmulo de detalles los que hacen única a su ciudad. Ni Bilbao es solo el Guggenheim, ni Vitoria la plaza de la Virgen Blanca. Sin embargo, el turista carece del tiempo necesario y no le queda otra que usar atajos que retengan lo visto en su memoria. Uno de los flashes más fáciles de evocar son los taxis. En una gran ciudad, el paseante, sin quererlo, convive con el tráfico y en la multicolor caravana estos vehículos, todos perfectamente identificados y uniformados, se convierten en un repetitivo goteo que el subconsciente acaba por absorber. Eso para el que no se monta nunca en un taxi; que el que los usa seguro tiene alguna anécdota que le impide olvidarse del viaje.
Sin esforzarse demasiado, así a bote pronto seguro que acierta el color de los coches de servicio público de media docena de ciudades. Si le gustan los coches clavará hasta el modelo más común en la flota. Probemos.
– ¿Manhattan?…
– Amarillo
– Correcto. ¿Londres?
– Negro
– Sí. ¿México DF?
– Verde.
– ¿Venecia?
– Marrón. Espera. En Venecia no hay carreteras.
– Pero sí hay taxis, que van por los canales. Los llamados water taxis son unas elegantes barquicuelas que mejor sería llamar water buses ya que pueden transportar hasta 10 personas. Quizá para grupos sean interesantes. Navegar hasta el Marco Polo sale por unos 130 euros. Claro que nada más pijo que moverse a su aire lejos de los ‘proletarios’ vaporettos.
Sirva el ejemplo también para recordar que más allá de los típicos, preciosos y pronto extintos Victoria Crown que salen en todas las películas con Nueva York como escenario, el mundo está lleno de adorables taxis que regalan a la ciudad por la que circulan un aspecto especial. Repasamos algunos de los más llamativos.
Decir taxi es decir Londres. El Hackney Carriage o Black Cab es tan propio de la milenaria ciudad del Támesis como el té de las cinco. Son unos coches espectaculares. Amplios, cómodos, señoriales, caros a más no poder (tanto el vehículo como la carrera), pero absolutamente preciosos. Pura esencia. De hecho están considerados los mejores del mundo según una encuesta de hoteles.com. Claro que todo esto no es nada que no supiéramos antes de leer el artículo. Así que vamos con alguna curiosidad. La palabra castellana ‘jaca’ (Caballo cuya alzada no llega a metro y medio) y el Black Cab tienen el mismo origen. Los nombres queremos decir. Jaca, según la RAE, viene del castellano antiguo ‘Haca’, que deriva del francés ‘Haque’. Este término a su vez remite al inglés ‘Hack’, que no es más que el acortamiento de Hackney, un antiguo pueblo medieval -hoy absorbido por Londres- famoso por los caballos que allí se criaban. Ya ve. La próxima vez que aterrice en Heatrow (o en Stansted si vuela en low cost) pueda hacer el chiste malo de “vamos a coger la jaca hasta el centro”. Eso sí, le saldrá cara la tontería. Transport for London publica en su tabla de tarifas que el viaje entre el aeropuerto y el centro puede alcanzar las 85 libras (unos 102 euros).
La siguiente ciudad con los mejores taxis según la referida encuesta es Nueva York -qué se puede decir que no se haya contado ya; mientras que la tercera es Tokio. El aspecto de los taxis de la capital nipona no es tan conocido -salen en menos películas- aunque no dejan de tener algunas curiosidades dignas de mención. En 1995 Toyota desarrolló un modelo, el Crown Comfort, para que fuera usado como taxi en Japón. Es el mismo que se usa en Hong Kong solo que en la ex colonia está pintado de rojo y en la isla imperial son amarillos con una franja horizontal roja bajo las ventanas. Es el coche que también utilizan en las autoescuelas para enseñar a conducir. Algunos vehículos permiten hasta cinco pasajeros (como los hackney ingleses) y además montan de serie interesantes soluciones como que las puertas traseras las pueda abrir mediante un automatismo el conductor sin necesidad de bajarse del coche. Y es que los japoneses son muy prácticos y de hecho el automóvil es bastante espartano. Motores dos litros con 80 y 115 CV y llantas de 15 pulgadas. Nada que ver con los monstruos que se usan en otro países para el transporte público.

Por cierto, los taxis de Tokio tienen fama de ser los más caros del mundo. El trayecto del centro al aeropuerto -el que se usa de manera global para realizar el ranking- lo es. Cuesta unos 300 euros. Sin embargo, las instalaciones de Narita están a 60 kilómetros por lo que el precio kilómetro no sería el más elevado del planeta. Copenhague, con la pista a 8.000 metros del centro -alguno podría ir corriendo- la carrera sale por unos 37 euros. Según Moneycorp, que ha recogido estas tarifas la lista de precios por kilómetro, en dólares, la encabeza la capital danesa, (6,5), seguida de Ginebra (5.5). Tokio se queda en 4,4. También es caro el trayecto Malpensa-Milán, 106 dólares por 40 kilómetros. En comparación, en Sofía se hace el recorrido completo por 3.30 dólares.
Aunque volvamos a los taxis y su inconfundible aspecto. Algo digno de ver, siempre tan pulcro, ordenado y conjuntado es una parada de taxi alemana. En Berlín, por ejemplo, aunque son iguales en muchas ciudades germanas. Siempre bien surtidas, la fila de Mercedes Clase E, normalmente de la segunda generación con sus saltones faros que parecen unos ojos de sapo, parece un ejército listo para revista en sus uniformes beige. La verdad es que el color de los taxis alemanes no es nada atractivo, pero estos coches quedan de los más resultones.
Otro cantar eran los escarabajos verdes de México DF. Los ‘vochos’ eran quizá los coches más monos que se podían encontrar en una gran ciudad. Era ver uno -era, porque fueron retirados ya todos el 31 de diciembre de 2012- y dibujarse una sonrisa en la boca. La normativa obliga a que los taxis del país tengan menos de 10 años y el Beattle se dejó de fabricar en México en 2003.
Lo que es inagotable, en cambio, es la lista de taxis molones y no nos entrarían todos en un solo artículo. Qué decir de los negros y amarillos tanto de Buenos Aires como de Barcelona. O de los súper deportivos que han adaptado en Emiratos Árabes y otros países de Golfo para transportar a los adinerados visitantes. Y qué contar de los rickshaw de Nueva Delhi. Ahora todas las ciudades que quieren parecer modernas están poniendo en marcha servicios de bicitaxi con triciclos como los de India. Claro que si lo que se quiere es transporte no contaminante; ninguno comparable al de de Mijas.

SALUT Y BUEN VIAJE.

 
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