Mundo publica que en la estación de autobuses de Málaga, los taxistas ya no aguantan más. Todos los días tienen que lidiar con medio centenar de colaboradores de taxistas ‘piratas’ que se dedican a captar clientes a pie de autobús. Según comentan ellos mismos, la red que opera en la estación es de origen marroquí y el desencuentro viene de lejos.

Desde hace un año han pasado de ser apenas unos veinte individuos al número de ahora y una competencia desleal insostenible que ya ha estallado en altercados aislados con armas intimidatorias y amenazas de muerte de por medio, al más puro estilo mafioso, y a las que nadie parece poner remedio.

La manera de actuar es ya reiterada. Los taxistas piratas ofrecen un servicio que cuesta mucho menos del que le costaría el de un vehículo legal y seguro. Y son muchas personas las que se atreven a esta aventura. Por ejemplo, estos ‘piratas’ del transporte pueden pedir 30 euros por persona para llevarlas de Málaga hasta Marbella mientras que un taxi normal podría hacerlo por el triple.

Según está verificado, estos no tienen ningún tipo de licencia, incluso usan automóviles que no han pasado ni la ITV, y en ocasiones hacen compartir con otros clientes coches que no están en las mejores condiciones.

Todo ello se asume con el riesgo que puede suponer que al final del trayecto incluso les falte una de las maletas que llevaban, como también asegura que ha ocurrido el presidente de Taxi Unión, Paco Soria. «La situación es muy complicada. Se lo hemos hecho llegar a todas las administraciones y Fuerzas de Seguridad. Normalmente avisamos a la Policía pero entre que vienen y no vienen se da lugar a que el perseguido ya se ha ido. Además, en la estación de autobuses hay muchas calles para huir sin ser apresado», acredita.

Estas personas incluso han amenazado a los vigilantes de seguridad del recinto para que no les obstaculicen sus tejes y manejes y que el resultado sobre sus posibles beneficios ha menguado de una manera considerable.

«Puede decirse que lo notamos entre el 50 y 60% de nuestros resultados diarios», sigue ilustrando Soria. Según este colectivo, han «trasladado a todas las administraciones y organismos que pudieran ser competentes, pero no hemos tenido respuesta a este problema», añade. «No sabemos si algún día esto degenerará en cosas mucho más graves pero ya hemos advertido de que no será nuestra responsabilidad entonces», termina.

«La crisis nos está afectando de manera durísima al taxi y ahora mismo nos encontramos trabajando por debajo de la rentabilidad en muchos casos», afirma un miembro de la Asociación de Autónomos del Taxi, José Antonio Mate Ruiz. Actualmente tienen unos gastos diarios de 60 euros y no ganan más de 80, por lo que el beneficio se queda en un estrecho margen.

«Nos mantenemos porque nos ayudan nuestras familias y porque asumimos jornadas de trabajo infrahumanas», explica Mate. Este «intrusismo organizado» parece tener horarios y conductas aprendidas, «se levantan muy temprano y se quedan hasta altas horas para ver si pueden llevarse a los clientes».

El hecho parece trasladarse a otros puntos de la ciudad con el mismo perfil, como la estación de trenes María Zambrano y el aeropuerto. «Conocemos desde hace tiempo que funciona el que trabajadores de urbanizaciones residenciales de la Costa del Sol se dedican a ofrecerse o son pagados por los vecinos de estas para ir a por ellos a estos lugares. Es otra competencia desleal con la que tenemos que luchar», asegura Mate.

«Vamos a convocar próximamente una reunión sectorial y trasladar todos estos problemas a quien corresponde. De no atenderse tendremos que ir a la huelga», avisa. Los taxistas están cansados y quieren soluciones a sus problemas que no llegan. «Nosotros pagamos nuestros impuestos pero vemos que las administraciones no nos amparan. No nos es rentable», concluye.