LOS TAXIS LOCALES PIERDEN EL 50% DE SU VOLUMEN DE TRABAJO Y FACTURACIÓN EN LOS ÚLTIMOS TRES AÑOS

A Estrada – Actualmente los profesionales del sector aguantan “a duras penas” – Instalar el taxímetro impuesto por la Xunta le costará entre 840 y 900 euros a cada uno – Taxistas locales admiten que la desunión reina entre ellos.

El gremio local de taxistas de A Estrada está sufriendo en carnes propias los dañinos efectos de la crisis en la sociedad estradense. De hecho, según confirmaron ayer varios taxistas consultados por esta Redacción, los taxis locales han perdido en torno al 50% de su volumen de trabajo y, por consiguiente, también de facturación en los 3 últimos años.
En concreto, según explicaron esas mismas fuentes, la crisis ha motivado el desplome de los traslados de los que hasta hace apenas unos años eran los mayores usuarios del servicio de taxi: las personas de la tercera edad residentes en el rural que se desplazaban hasta la villa para efectuar sus compras o hasta el hospital para una consulta médica. Antes para desplazarse contrataban los servicios de un taxi aun cuando en su domicilio hubiese algún coche puesto que lo utilizaban sus hijos o nietos para acudir al trabajo. Pero el incremento del paro ha roto con esa tendencia. Al tener hijos o nietos en paro, los mayores del municipio no llaman al taxi sino que se desplazan en el vehículo de sus familiares.
También se han desplomado los traslados al hospital o a los centros de fisioterapia que pagaban las mutuas. Estas han aplicado fuertes recortes y prefieren abonar a los afectados kilometraje a un precio que apenas cubre el gasto de gasóleo.

Igualmente, han caído en picado los servicios de transporte de jóvenes que salían de fiesta el fin de semana y que preferían regresar a casa en taxi cuando habían bebido. Fuentes del sector local del taxi estiman que también la “movida” sufre los efectos de la contención del gasto en las familias a causa de la crisis.
Si bien sigue habiendo taxistas que continúan trabajando para aseguradoras prestando asistencia en carretera en caso de avería, con la crisis los precios han bajado. Según algún taxista, se ha visto acentuada la “guerra de precios” que “siempre” ha habido en el gremio local de taxistas.
A todo ello, algunos agregan la incidencia que ha tenido el incremento efectivo de taxis en el casco urbano. Hasta hace escasos años, había 14 licencias pero los titulares de 4 de ellas no las utilizaban, aunque le seguían pagando la concesión al Concello. Pero, tras el cambio de titularidad de alguna licencia, en la actualidad en el casco urbano hay 14 taxis operativos: 10 con parada en A Farola y 4 en A Porta do Sol.

Hasta 15 horas de trabajo
Al ser más y haber menos carga de trabajo, los ingresos se reducen y las jornadas laborales se alargan. Algunos taxistas realizan hasta 12 y 15 horas diarias para obtener un sueldo mínimo. De hecho, aunque los taxistas locales admiten que la desunión reina entre ellos y discrepan entre sí acerca de cuestiones relativas al taxímetro y sus efectos , todos los consultados por esta Redacción coinciden en que actualmente están aguantando “a duras penas”. Señalan que mantener un taxi exige un gasto mínimo de 30 o 40 euros diarios, entre Seguridad Social, seguro de accidentes con el plus de responsabilidad civil, combustible y los gastos derivados del mantenimiento en perfecto estado del vehículo.
A estos gastos, cada taxi tendrá que sumarle antes de finales de junio los entre 840 y 900 euros que le costará instalar el taxímetro exigido la Xunta desde el 1 de julio. Sobre si será beneficioso o no para los taxistas existen discrepancias. Unos defienden que sí y señalan que el cliente sabrá que está pagando exactamente lo de las tarifas -la urbana aun pendiente de aprobación en pleno y publicación- sin que haya lugar a la discrecionalidad. También señalan que con el taxímetro habrá trayectos al extrarradio de la villa -a parroquias próximas como Ouzande o Matalobos- que incluso saldrán más baratos que hasta ahora. Apuntan que también servirá para que los profesionales no pierdan dinero cada vez que un cliente les contrata para hacer un servicio y les manda parar “un momentito” en el supermercado y luego en el estanco o en la farmacia, siempre en detrimento de su tiempo y, por tanto, también de su bolsillo.
Pero también hay quien cree que ese gasto es “una injusticia” y teme la picaresca: que algún taxista no lo active siempre y trabaje parcialmente en negro, incrementando así los nocivos efectos de la competencia desleal que el grueso de los taxistas detectan entre excompañeros jubilados e incluso entre parados que realizan traslados con coches particulares sin las garantías que supone viajar en un vehículo en perfecto estado y debidamente asegurado para el transporte público de viajeros. Piden que las administraciones hagan bien su trabajo y eviten esa competencia desleal que va en detrimento de todos los profesionales del sector, los que, a la postre, pagan impuestos.

SALUT Y BUEN VIAJE.

 

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