LOS TAXISTAS PORTUGUESES TOMAN LISBOA PARA PROTESTAR CONTRA UBER

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La legalización de plataformas como Cabify provoca la movilización. Reforzada la seguridad personal de ministros mientras aumentan las agresiones a chóferes de Uber

Taxis llegados desde cada rincón del país han tomado Lisboa desde primeras horas de la mañana en señal de protesta por la legalización de las plataformas electrónicas de transporte de viajeros como Uber  o Cabify. El gremio del taxi, representado por ANTRAL y la Federación Portuguesa del Taxi, no ha aceptado la propuesta del Gobierno para la convivencia de todos los servicios. En julio, el Gobierno había anunciado que la legalización sería efectiva en septiembre, pero el rechazo frontal del gremio ha impedido su aplicación.

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Desde que se anunció la legalización, la tensión ha aumentado. Varios miembros del Gobierno han recibido amenazas y su seguridad personal ha tenido que reforzarse en vísperas de la manifestación de hoy. En un año, la policía ha registrado 45 denuncias por agresiones a conductores que recogían a clientes con la aplicación telefónica de Uber.

 La manifestación de taxis es la segunda que aguanta este Gobierno, tras la de abril. En la última ocasión se manifestaron en sus ciudades respectivas, principalmente en la capital, Faro y Oporto; en esta ocasión la convocatoria es unitaria. A las siete de la mañana taxis llegados desde Oporto (tres horas de camino) o del Algarve se concentraron en el Parque de las Naciones para desde allí ir recorriendo a marcha lenta el centro de la ciudad para acabar frente a la Asamblea de la República, de donde prometen no irse hasta que haya una respuesta del Gobierno a sus reivindicaciones.

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Mientras los taxistas se manifestaban, Uber enviaba a sus clientes consejos para evitar atascos, como compartir coche entre varios clientes o evitar la ruta de la manifestación para la recogida y el destino de los servicios. La policía municipal ha aconsejado a la población que coja el metro o el autobús y ha solicitado a los taxistas, sin éxito, que la concentración final ante la Asamblea fuera peatonal, ya sin vehículos.

Lo que no han conseguido las pensiones o los impuestos inmobilarios lo han conseguido los taxistas: dividir a los partidos que apoyan el Gobierno socialista. El PC  está abiertamente con el gremio. “Es una protesta contra la actividad ilegal, contra la legalización de la competencia desleal y contra la consagración de un estatuto de privilegio para multinacionales que agrava la precariedad e impone la ley de la selva”, ha señalado el diputado comunista Bruno Dias.

En el caso del otro socio parlamentario del Gobierno, el Bloco de Esquerda, ha recordado que la nueva legislación acabará con la competencia desleal y recuerda el tráfico negro de las licencias y la sobreexplotación y la precariedad de las empresas del taxi.

El conflicto divide a la coalición del Gobierno: el PC habla de “privilegios de las multinacionales”, el Bloco de la precariedad de los trabajadores

La competencia desleal e ilegal era el gran argumento de la patronal del taxi para exigir la prohibición de Uber, pero el Gobierno ha elaborado una legislación en la que se igualan las exigencias a unos y otros, aunque se sigue primando al taxi tradicional. Por ejemplo, los coches que empleen Uber deben tener menos de siete años de antigüedad cuando los taxis portugueses no tienen límite alguno y circulan algunos de hace medio siglo; también seguirán los taxis disfrutando de beneficios fiscales para su renovación y mantenimiento, cosa que no se contemple en el caso de Uber; el taxi seguirá disponiendo de plazas públicas para aparcar en la calle y de carriles exclusivos para circular, que los vehículos de Uber, no.

Los coches de Uber tampoco podrán aceptar clientes en la calle sin petición electrónica. Estos privilegios del taxi sirven al Gobierno para justificar el precio de licencia que pagan (400 euros). Tanto unos como otros deberán tener un seguro de pasajero y sus conductores seguir un curso de formación (30 horas para todos).

En Portugal circulan taxis con medio siglo de antigüedad, pero los coches de Uber solo podrán tener un máximo de 7 años

Los representantes del taxi exigen que Uber asuma los excedentes del taxi -que estima en más de un millar de vehículos-, una petición que no está en la mano del Gobierno. El órdago del taxi portugués tiene que ver más con el riesgo de que la legislación portuguesa se tome como ejemplo en otros países para normalizar la situación de servicios de transporte a través de plataformas electrónicas.

El ministro de Ambiente, João Pedro Matos Fernandes, considera que se trata de una protesta injusta; y que los nuevos servicios funcionan porque el público los quiere. En Portugal el éxito de Uber ha sido muy rápido si se compara con otros países de su entorno, probablemente debido al deficiente servicio del taxi portugués.

SALUT Y BUEN VIAJE

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